Dotación de la Base Naval Antártica “Arturo Prat” conmemoró el trágico fallecimiento del Capitán de Corbeta Pedro González Pacheco

Durante la jornada del 8 de abril, la dotación de la Base Naval
Antártica “Arturo Prat” se trasladó hasta el lugar del trágico
fallecimiento del Capitán de Corbeta Pedro González Pacheco, el
segundo miembro de la Armada de Chile fallecido en acto de servicio en
el Territorio Chileno Antártico.
La emotiva ceremonia se realizó en la cruz que recuerda el trágico
episodio, siendo encabezada por el Comandante de la Base Naval
Antártica “Arturo Prat”, Capitán de Fragata Eduardo Domínguez,
formando la dotación superando las frías temperaturas y las fuertes
rachas de viento imperantes en el lugar.
El Capitán de Fragata Eduardo Domínguez, en una breve alocución se
refirió al trágico acontecimiento, destacando diferentes facetas de la
vida del Capitán de Corbeta Pedro González y su trágica muerte
acaecida el 9 de abril de 1961, quien en ese entonces era el
Comandante de la Base Naval Antártica “Arturo Prat” y Gobernador
Marítimo de la Antártica Chilena.
Su trágica muerte sucedió en un despliegue de exploración y
observación glaciológica, mientras ascendía el Picacho López, monte
ubicado en el sector Sur-Este de la isla Greenwich, ocasión en que
resbaló, cayendo al ventisquero Cornisa, falleciendo pese a los
grandes esfuerzos que realizó su dotación por brindarle los primeros
auxilios, convirtiéndose en mártir para la historia de la antártica
chilena.
La vida de este Oficial de la Armada de Chile lo hace destacar en la
historia de la institución, siendo autor del breve poema que esculpido
en roca se mantiene en la Escuela Naval:
“Existe un privilegio en Chile que muy pocos disfrutan; y este
privilegio es ser Cadete Naval.
Su uniforme es admirado, no porque la silueta juvenil otorgue sobria y
militar gallardía, sino por algo más valioso, que todos los chilenos
pueden comprender.
Este uniforme es símbolo de las virtudes marinas. Y quien lo viste se
ennoblece”.
Nacido en la provincia de Arauco en 1922, vivió su vida en el campo
optando tras rendir el bachillerato ingresar a la Universidad de
Concepción, formándose inicialmente como profesor de Castellano.
Sin embargo, dejaría los estudios universitarios para ingresar al
curso especial para Cadetes de Defensa de Costa en 1943,
complementando su pasión literaria con la vida consagrada a la Patria,
viviendo la dura vida Naval en diferentes destinaciones ligada a la
Defensa de Costa y la formación e instrucción.
Tras ser autorizado por la Institución, en el año 1951 concluye sus
estudios en pedagogía, obteniendo el título de Profesor de Estado en
Castellano, asumiendo el rol de comandante de batería del Grupo
Antiaéreo N° 16 en Viña del Mar, para posteriormente ser destinado
como Oficial Instructor en la Escuela Naval “Arturo Prat” y
posteriormente a la entonces “Escuela de Defensa de Costa” en 1954,
con el objetivo de mantenerse en la línea de armas y mando de la
Institución.
Su notable trabajo de título de profesor de castellano, lo hace
acreedor de diferentes reconocimientos, entre ellos “Ramiro de Maeztu”
entregado por el Instituto de Cultura Hispánica y una beca doctoral
en la Universidad Complutense de Madrid y en el Instituto Psicotécnico
de Barcelona, superando con creces sus aspiraciones de
perfeccionamiento como docente, trasladándose a Europa hasta fines de
1956.
De regreso a Chile es destinado a Escuela de Defensa de Costa,
transbordado posteriormente a la Escuela Naval, para cumplir
destinación en la Dirección de Instrucción de la Armada, cumpliendo
labores por un año y medio.
Paralelamente se desempeñó como profesor en la Escuela de Trabajo
Social de la entonces Universidad de Chile sede Valparaíso, ganándose
el aprecio de alumnos y colegas en el desarrollo de sus labores.
Su infatigable tesón de mantenerse ligado a las labores propias del
quehacer operativo naval, lo hicieron postular al mando de la Base
Naval Antártica “Arturo Prat”, largo proceso que culminaría con su
designación en 1960, asumiendo como Comandante de la base y a la vez
Gobernador Marítimo de la Antártica Chilena, realizando el exigente
proceso de preparación y despliegue para enfrentar las difíciles
condiciones meteorológicas imperantes.
Es de esta manera que su esposa y siete hijos, uno de los cuales no lo
lograría conocer, ven partir al destacado oficial con destino austral,
pensando en un hasta pronto que se convirtió en adiós.
En el lugar de su fallecimiento se erigió una cruz, recordando y
homenajeando a un hombre y oficial sobresaliente, que ha trascendido
con sus prosas en la historia de la Institución, siendo parte del
legado de sacrificio y entrega de diferentes generaciones de marinos
que han servido en el Territorio Chileno Antártico.