Un mundo de agresiones y violencia contra las personas | Panorama de los derechos humanos en el mundo

Mientras en todo el mundo aumentan en 2021 los homicidios autorizados por los Estados, bajo la forma de pena de muerte, el panorama mundial de los DDHH sigue hoy siendo una mancha vergonzosa en el desempeño de los gobiernos y los Estados.
EEUU sigue siendo hoy uno de los países más violentos y peligrosos del mundo para las personas, para los migrantes y para quienes pertenecen a las minorías latinas o afrodescendientes, con un promedio de más de 200 balaceras y tiroteos de individuos armados contra iglesias, escuelas, centros comunitarios, sinagogas y universidades.
La decisión adoptada el 20 de mayo por una autoridad judicial estadounidense de paralizar la rescisión del Título 42 es una afrenta a los derechos humanos de todas las personas que buscan seguridad en toda la región de las Américas; así lo ha manifestado hoy Amnistía Internacional.
Desde que el Título 42 —-medida creada inicialmente por el gobierno de Trump con el pretexto de la COVID-19 que autoriza las expulsiones sin evaluaciones ni protección de asilo— entró en vigor en marzo de 2020, decenas de miles de personas solicitantes de asilo han sido expulsadas a los países de donde huyeron. Debido a su aplicación en conjunción con la política “Quédate en México” —en virtud de la cual el gobierno estadounidense ha devuelto a México a personas que estaban esperando la resolución de su solicitud de asilo en Estados Unidos—, las personas solicitantes han quedado atrapadas en campos situados a lo largo de la frontera entre ambos países, donde se ven empujadas a peligros extraordinarios.
En el continente americano, las violaciones a los DDHH afectan a las personas en Nicaragua, en México por la acción de las bandas criminales y del narcotráfico, en Venezuela donde la crisis económica y la crisis política han expulsado más de 6 millones de venezolanos por toda América y el mundo, en Colombia donde los grupos paramilitares y las bandas de narcotráfico generan graves actos de violencia, en Chile donde las comunidades mapuche en el sur se encuentran enfrentadas a la militarización y a los enfrentamientos con bandas criminales.
Europa no es hoy un ejemplo de respeto a los Derechos Humanos. En España se denuncian el uso de sofware espía Pegasus como un riesgo inminente que los servicios gubernamentales de inteligencia puedan acceder a los datos de todos los ciudadanos españoles.
El Medio Oriente y los países de regímenes islámicos son hoy una zona oscura de violaciones a los derechos humanos. Regímenes como el de Arabia Saudita donde se cometen a diario graves y constantes violaciones a los DDHH contra las mujeres, se expresan también en Argelia, Egipto, Sudán, Irán, Afganistán y Libia, donde la persecución policial atropella a minorías religiosas y grupos de defensores humanitarios. En Israel y en los territorios palestinos ocupados por fuerzas militares israelíes, se comete cada día una brutal y violenta agresión a los derechos humanos al pueblo palestino.
En Rusia, como consecuencia de la invasión militar de Ucrania, se han restringido las libertades políticas, se persigue y reprime a los opositores, disidentes y defensores de los DDHH y se restringe el acceso a las redes de internet.
Como reacción a la noticia de que un tribunal ruso ha condenado al activista Mikhail Iosilevich a un año y ocho meses en una colonia penitenciaria por cargos falsos de colaboración con lo que se califica de una organización “indeseable”, Marie Struthers, directora de Amnistía Internacional para Europa Oriental y Asia Central, ha manifestado:
“Las autoridades rusas han añadido un nombre más a la cuenta de activistas a los que han perseguido por colaborar con lo que ellas denominan ‘organizaciones indeseables’. La legislación represiva sobre la que se sustenta la condena de Mikhail Iosilevich sólo se ha utilizado para silenciar voces disidentes. La ley es un flagrante pretexto para ejercer la represión y un ataque a la libertad de expresión”.
“Mikhail Iosilevich, reconocido activista y editor, ha enriquecido el discurso público mediante la expresión pacífica de sus opiniones y su apoyo a las iniciativas de la sociedad civil. Su activismo debería ser bienvenido en el ámbito del debate, no criminalizado. Mikhail Iosilevich no ha cometido ningún delito reconocido internacionalmente, y es un preso de conciencia. Debe ser puesto en libertad de forma inmediata e incondicional.”