contadores web

No actúen por inercia, deténganse por sensatez | Víctor Maldonado | Opinión

No actúen por inercia, deténganse por sensatez | Víctor Maldonado | Opinión


 
Víctor Maldonado R.
 
 
El más frío, calculador y pragmático de los políticos, Talleyrand, dijo una vez de una sentencia de muerte decretada por Napoleón: “esto es peor que un crimen, es un error”. Hasta la derecha más recalcitrante debiera meditar estas palabras, antes de darle curso a la acusación constitucional contra Marcela Ríos.
 
¿Cuántas contraindicaciones necesita la derecha para detenerse a tiempo? Porque, a estas alturas, lo que está consiguiendo es que en el banquillo de los acusados se ubique una parte de la derecha parlamentaria, no Ríos.
 
Esta acción es puro castigo sin propósito. Sancionar con penas políticas a alguien que viene y volverá al mundo académico no tiene ningún sentido.
 
La oposición no se cansa de decir que en el caso de los indultos las responsabilidades son, al menos, compartidas con Presidente, pero a la única que termina atacando es a la persona que ejecutó la medida. No se entiende.
 
Los mismos que hace una semana evitaron sancionar a un hombre, corren el riesgo de sancionar a una mujer y eso se verá como un trato desigual. Puede que lo uno y lo otro no tenga nada que ver, pero las cosas son como son y como parecen ser. Es iluso pensar que esto se verá sólo desde lo jurídico.
 
Ver una acusación constitucional es algo muy impactante para cualquiera. Lo que se ve es a una persona bajo ataque constante. Alguien pide que se aplique la pena y lo que tenemos ante nosotros tiene todo el aspecto de una víctima.
 
¿Qué podría celebrar la derecha en la sala que la gente no les reproche luego en la calle? Esto parece maltrato, se ve y escucha como maltrato, y finaliza como maltrato. ¡Vayan después a explicar que estaban haciendo justicia!
 
Dado el carácter del ministro de Desarrollo Social, no faltó quien votara a favor de Jackson a pesar de su personalidad. Aquí la situación es la contraria.
 
No hay un solo parlamentario que se pudiera haber sentido confrontado por la exministra y su trato formal e informal fue siempre deferente. Venía en préstamo desde la academia porque ese es su medio natural, para bien y para mal.
 
Esto ya se escapó de los marcos estrictos de una acusación. Llega a destiempo, no va a permitir conocer nada de lo que sucedió que ya no lo sepamos, su defensa está en manos profesionales y no se cometerán errores. Parece un desvío mal dirigido y concentrado en la más débil. Esto no parece un tiro por la culata, sino varios y dejará a los agresores por el suelo.
 
No sé si lo habrán sopesado, pero estimo que la reacción feminista que se ha producido en defensa de Ríos aparece como una réplica completamente justificada. Y, cuidado, ¡con el feminismo hemos topado, Sancho!
 
Este es un adversario que no conoce de fronteras políticas, que cuando se motiva se mueve y que cuando se fija en algo no suelta presa. Si hay algo que las motiva es el maltrato y la discriminación, y esto tiene todos los ingredientes como para despertar conciencias aletargadas.
 
A la derecha le pueden pasar dos cosas malas: o pierde la acusación y todo fue inútil, o gana la acusación, con lo que le irá mucho peor porque movilizará a quienes no se especializan en el perdón ni en el olvido. Creo que Talleyrand les aconsejaría desistir.