De los que aburren no es el reino de los cielos | Víctor Maldonado | Opinión

De los que aburren no es el reino de los cielos | Víctor Maldonado | Opinión

 El mayor peligro que corremos en la actual situación no es que la crisis escale, sino que se instale. La multiplicación de denuncias puede producir un efecto sistémico, cambiando la percepción que tenemos de vivir en un país probo, por otra en la que nos hemos vuelto corruptos.
 Las irregularidades conocidas pueden ser grandes o pequeñas en su extensión y gravedad, pero cuando son destacadas por los medios parecen equivalentes. Sin que nos demos cuenta, puede empezar a dominar la sensación de estar siendo superados por los acontecimientos y eso sería un mal aún peor.
 La única forma disponible para revertir este escenario es otorgar espacio creciente a las sanciones, rectificaciones y aclaraciones, es decir, a una agenda que muestre a la probidad recuperando su sitial en nuestra convivencia.
 Porque pasará una de dos: el gobierno absorbe a la crisis o la crisis absorbe al gobierno. Y de la pérdida de gobernabilidad no se sabe quién saldría ganando.
 La oposición parece empeñada en que se pueda verificar en los próximos días la caída de ministros, pero ya sabemos que esto no va a ocurrir. Boric no puede sacar a un ministro en solitario, desestibando su gobierno en favor de una coalición, y no puede sacar a ambos sin que parezca un gesto de rendición incondicional, por lo que todo sigue donde está.
 Una frase que siempre se muestra vacía en estos casos es aquella de “esto el gobierno no lo va a poder soportar” o “hasta aquí no más llegamos” porque en nuestro sistema no hay algo parecido a un derrumbe pacífico del Ejecutivo o no hay alguien a quien se le ocurra intentarlo.
 Se soporta más de lo que parecía posible, la oposición tendrá que convencerse que no puede teledirigir la administración desde la vereda del frente.
 No hay otra alternativa que proceder a una mayor normalización. No se puede seguir tensionando el ambiente sin propósito. Hasta el más duro se dará cuenta de que, cuando lleguemos a la docena de denuncias del más variado tipo, nadie prestará oídos a la denuncia 13. La reacción será de hastío y aburrimiento.
 Al no producir el efecto buscado, la campaña de denuncias se consume a sí misma. Ya entrando a completar un mes desde la primera irregularidad conocida, este efecto está próximo a suceder.
 Además, y empleando un lenguaje de abuelitas, el nuestro es un país “acontecido”, propenso a muchas vicisitudes, algunas de las cuales terminará por llamar la atención de una opinión pública ya cansada del punto muerto político en que nos vamos a encontrar. La oposición comienza a repetirse.
 La derecha intentará alcanzar protagonismo mediante emplazamientos parlamentarios a la administración Boric, pero eso no conmoverá a un país que desde antes consideraba a los partidos y a los parlamentarios poco menos que gente de mal vivir (en ocasiones, quitándole el “poco menos”).
 Un duelo de irrelevantes no consigue audiencia. Sin un camino de salida se tenderá a la parálisis, incluso de la oposición. Antes que la derecha se momifique (lo que algunos considerarían una redundancia), mejor que ayude a construir una salida que enfrente los casos de corrupción y los imposibilite a futuro.
Víctor Maldonado R.