No nos hagamos los locos | Arturo Castillo Cabezas | Opinión

No nos hagamos los locos | Arturo Castillo Cabezas | Opinión

Hace casi justo dos años publiqué en estas páginas un artículo titulado “Políticos y salud mental”, con el que según veremos, todo el mundo se ha hecho el loco, salvo tal vez aquellos que no tenemos poder alguno para cambiar algo. Veamos:

El artículo en cuestión trataba respecto al hecho de que entre otros políticos, nuestro actual presidente había mencionado en un debate preelectoral, su interés y preocupación por la salud mental en nuestro país, y agregué allí que el 11 de mayo de 2021 se había publicado en el Diario Oficial la ley 21.331 titulada “DEL RECONOCIMIENTO Y PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS DE LAS PERSONAS EN LA ATENCIÓN DE SALUD MENTAL”, complementé haciendo ver el artículo 27 de dicha ley, que vuelvo a citar en su parte pertinente:  

“Los reglamentos a que se refieren las disposiciones de la presente ley deberán dictarse dentro del plazo máximo de sesenta días corridos, contado desde su publicación”. Es decir, el plazo para que la ley pudiera llevarse a efecto como se debe, venció el 10 de julio de ese año, antes de las candidaturas y elecciones, y la ley fue redactada por quienes a la época fungían de legisladores, entre ellos nuestro actual presidente de la república. Cabe acotar que las leyes que requieren reglamentos sin ellos son prácticamente letra muerta porque estos regulan la mecánica y procedimientos para llevarla a efecto. Ya en 2021, haciendo seguimiento al asunto, participé de un foro telemático en que personeros públicos y asesores se dieron vueltas en torno al tema, al punto que una abogada que había asesorado a una cierta comisión que trabajaba en la redacción, haciendo caso omiso del plazo vencido, y más aún de la necesidad de los pacientes, me dijo que “el tema era muy complejo”. De la comisión nunca más se supo… Y eso es historia.

El martes 10 recién pasado, la editorial de este medio nos recordó que ese día estaba dedicado mundialmente a la Salud Mental, con el objetivo de aumentar la conciencia sobre esos problemas en todo el mundo, y movilizar los esfuerzos en apoyo de quienes los padecen. No obstante la innegable buena intención de este diario, la realidad tiende a ser bastante díscola, y desde entonces a la fecha, casi no ha habido día en que no se informe de la movilización emprendida por quienes trabajan en ese sector de nuestro hospital regional, en procura de obtener cosas que si el bendito reglamento estuviese en funciones, tal vez en buena parte estarían resueltas. Es notable, aunque no sorprendente que ninguno de esos estamentos movilizados, haya mencionado ni siquiera al pasar esta carencia legal y operacional.

Como soy su poco dado a las elucubraciones, en mis ratos de ocio que como adulto mayor no son pocos, he aventurado algunas hipótesis, que les dejo enumeradas a continuación:

  1. Nuestros legisladores y el poder ejecutivo, promulgaron esta ley en un rapto de locura, y más reflexivamente, decidieron hacerse los locos y dejarla -como tantas otras cosas- a su propia suerte.
  1. En realidad, no ocurrió lo de la primera hipótesis, si no algo muy distinto: los sucesivos ministros de hacienda desde mayo de 2021 en adelante, han estimado que sería una locura sacar el reglamento, porque no hay plata para su implementación, miren que ya bastante tenemos con la gastadera de los Panamericanos, así es que pongámonos cuerdos y sigamos haciéndonos los locos.
  1.  Ninguna de las anteriores, o en una de esas, todas las anteriores, y además la inveterada desidia de nuestra “clase política”, que es una de las cosas que presentan mayor continuidad y perseverancia en nuestra dirigencia, excepción hecha de aquello que les pueda reportar algún beneficio.

Así las cosas, no puedo si no cerrar con mi majadería leguleya y citar y explicar el artículo primero de nuestro Código Civil:   

“La ley es una declaración de la voluntad soberana que, manifestada en la forma prescrita por la Constitución, manda, prohíbe o permite.”

Como ustedes sabrán, nuestra actual Constitución establece que “la soberanía reside esencialmente en la Nación. Su ejercicio se realiza por el pueblo a través el plebiscito y de elecciones periódicas y, también, por las autoridades que esta Constitución establece.” Es decir que esta ley como todas las demás, se presume que expresa la voluntad de todos quienes conformamos esta nación, definición con la que nos seguiré dando la lata, y que, para este caso, además de permitir lo que permite y prohibir lo que prohíbe, MANDA que se haga un reglamento en un determinado plazo, vencido hace años.

Cierro pidiéndoles que consideren que de lo expuesto se concluye que NUESTRA voluntad, expresada según la Constitución, está siendo pisoteada por quienes suelen jurar al asumir sus cargos, que respetarán y harán cumplir lo que en su conjunto constituye nuestro estado de derecho.

A quien corresponda, partiendo por quienes se movilizan, hasta llegar a quienes deberían preocuparse de que sus leyes no sean otro papel que cae al lado del excusado, y también pasando por colegios profesionales y sociedades médicas incumbentes, les paso un dato, a ver si esta vez -ya olvidado mi primer artículo- lo entienden: El reglamento que aún no sale, no es una paleteada, no es una gauchada, no es un favorcito del patroncito, no, es una orden de la nación soberana, que debió haberse cumplido hace más de dos años.

No se sigan haciendo los locos.  

_________

Publicado en El Magallanes de Punta Arenas.