“Esta propuesta de constitución está muy lejos de ser un texto que busque equilibrios” | Pablo Cifuentes Vladilo, Consejero Regional por Magallanes

No hubo que tirarles la lengua. Las posición que predomina detrás de esta nueva propuesta constitucional apareció sola, haciendo gala de una autocomplacencia que abruma. La expresó con claridad la ex presidenta del consejo constitucional, la republicana Beatriz Hevia, cuando se refirió a los “verdaderos chilenos”; lo declaró la misma franja de la opción a favor cuando abiertamente dice “que se jodan” y lo confirman las palabras del Cristián Valenzuela, director del centro de pensamiento del Partido Republicano, en su recientemente conocida afirmación de que “el objetivo nunca fue presentar una Constitución de amplio consenso”.
Y lo cierto es que efectivamente esta propuesta de constitución está muy lejos de ser un texto que busque equilibrios o brindar mayor estabilidad al país. En ningún caso es un intento por acercar posiciones y, lo más preocupante de todo, no busca resolver la conflictividad social. Por el contrario, mantiene vigente el modelo que ya conocemos: nada nuevo para las pensiones, nada nuevo en educación, nada nuevo en salud, nada nuevo en derechos sociales.
Teniendo la posibilidad de explorar caminos nuevos para dar respuesta a las complejidades del mundo actual, se optó por la intransigencia y tensionar el debate país hacia un extremo empresarial y conservador, donde las supuestas innovaciones son más bien un pseudo programa de gobierno que, paradojalmente, bien podría implementarse bajo la constitución actual.
El consejo constitucional tenía solo un mandato: proponer un texto que fuera capaz de concitar un proyecto de país que se haga cargo de las brechas que nos dividen. “Una que nos una” como señalaron tantas veces. Para ello, lo razonable hubiese sido consolidar los derechos adquiridos tras largas décadas de discusión democrática y abrir caminos para modificar aquellos aspectos que siguen generando conflicto. Pero, en cambio, optaron por todo lo contrario: reafirmar (y consolidar) los aspectos críticos del modelo actual, como las pensiones, la educación o la salud; y abrir caminos que ponen en riesgo de retroceso los derechos sociales que paso a paso se han logrado conquistar.
Los tiempos complejos no admiten soluciones simplistas. Toda la discusión política de los últimos años surgió de la necesidad de dar respuesta profunda a los problemas que nos aquejan como país, problemas que, en este caso, se busca esconder bajo la alfombra. La constitución que nos ofrecen no resuelve nada. Nos dimos una segunda oportunidad y lamentablemente el resultado no estuvo a la altura.
Pablo Cifuentes Vladilo, Consejero Regional por Magallanes.
Convergencia Social