Aprendiendo de un paso en falso | Víctor Maldonado | Opinión

Aprendiendo de un paso en falso | Víctor Maldonado | Opinión

Aprendiendo de un paso en falso”.

  • Las personas, y en especial los políticos, deben ser juzgados por lo que hacen, no por las faltas de sus parientes. La situación judicial del padre del senador Macaya debiera ser tratado, en lo posible, en ámbitos bien diferenciados.
  • Esta distinción ha sido respetada en lo grueso durante el largo tiempo que transcurrió entre las denuncias y lo que va del proceso judicial que ha sido cubierto ampliamente por la prensa.
  • No es que todos los voceros de las tiendas opuestas a la derecha hayan conservado la compostura, pero tratándose de un hasta ahora presidente de un partido de oposición y dada la cobertura mediática alcanzada, este no ha sido un asunto puesto en la primera línea del debate político de contingencia.
  • Un tenso, incómodo e inestable equilibrio se pudo sostener mientras se mantuvo la buena práctica de separar un asunto judicial de la actuación política de un dirigente opositor. Y eso duró hasta que el mayor interesado rompió el código que le permitió sobrellevar esta situación.
  • Producida ya una primera sanción judicial había que redoblar las precauciones de distinguir los planos, lo que se expresaba en la capacidad de usar espacios distintos y vocerías diferenciadas en todo momento. Lo que se hizo fue fundirlas.
  • Si el senador hubiera ido a visitar a su padre en su lugar de detención (no ahora que está en su casa) y digiera: “vengo en mi calidad de hijo a acompañar a mi padre”, estaría haciendo algo por completo comprensible. Incluso podría decir: “acato lo que diga la justicia, pero le creo cuando declara su inocencia”, es todavía posible de comprender. Pero era hasta allí donde podía llegar.
  • Si escoge el formato de una entrevista para dar su opinión, eso mismo constituye un error porque la imagen que entrega ensambla su rol político con su condición filial. Al hacerlo, las críticas no hacen ninguna diferencia entre ambas cosas.
  • Lo que hace el expresidente de la UDI es trasladar un asunto familiar a su partido, involucrándolo en lo que sea que pase con el juicio en curso. Si, además, luego de sus declaraciones el que estaba en prisión pasa a su casa con medidas cautelares, establece un vínculo entre ambas cosas en código de privilegio.
  • Ya no se puede acusar al oficialismo de hacer un uso ilegítimo de una situación que debiera ser diferenciada cuando el mayor afectado ha borrado las barreras. Una entrevista no es un formato adecuado para entrar y salir con una declaración corta, sirve para dar explicaciones y esto fue un segundo error.
  • Lo que no podía hacer el expresidente gremialista era argumentar sobre el caso judicial y sobre los méritos de la defensa de su pariente porque cuanto dijiera era replicable e invitaba a hacerlo. Sobre todo, porque equivocó tono y forma.
  • Lo que sumergiera al senador UDI al interior de este caso era fatal y allí decidió meterse y mal. No se entiende que sea él quien diga que las denunciantes “no son las nietas” y que su progenitor fue grabado “en un entorno familiar sin su consentimiento”, como si fuera derecho del abusador autorizar que se filmen sus delitos. Ahora, deberá contestar por lo que dijo, no por lo que hizo o no su padre.
  • Faltó acompañamiento, asesoría y prudencia. Alguien muy alterado tomó el micrófono y nadie lo detuvo. Es una falla política grupal y de amistad.

Víctor Maldonado R.