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La anomalía estadounidense | Opinión

La anomalía estadounidense | Opinión

Estados Unidos, la potencia económica y militar más poderosa del mundo, dotada del mayor arsenal estratégico de armas de todo el planeta, resulta que ahora es incapaz de defender y preservar la integridad de un candidato presidencial en su propio país.

Ni siquiera puede proteger a un candidato republicano, Donald Trump quién, como Presidente, armó y fortaleció a sus fuerzas armadas para que lleven la seguridad a todos los rincones del mundo y defiendan a Estados Unidos en las más de 10 guerras en curso en que están implicados en los cinco continentes. Las armas estadounidenses arrasan localidades ucranianas o el territorio palestino de Gaza, causando muerte y terror, pero no pueden defender a un candidato en plena campaña electoral.

La ejemplar democracia estadounidense ha promovido golpes de Estado en todo el mundo durante más de un siglo, cada vez que en un país cualquiera, los intereses de EEUU se ven real o supuestamente amenazados.

La mas ejemplar democracia liberal del mundo, la que promueve los valores de la libertad y la democracia a través de todo el planeta, apoyando las dictaduras islámicas del Medio Oriente, las monarquías autoritarias de Africa y del sudeste asiático, ahora se enfrenta en su propio territorio a una elección presidencial donde los ciudadanos tendrán que decidir entre un candidato demócrata que olvida los nombres de los gobernantes a los que saluda y pierde el hilo de sus argumentos en los debates televisivos, frente a un candidato republicano ultraderechista y republicano, acusado de multiples delitos y que acaba de ser objeto de un atentado perpetrado por un votante republicano armado con un fusil de guerra.

Entre Trump y Biden, Estados Unidos va a elegir la decadencia y la arrogancia del uso indiscriminado y generalizado de las armas de la guerra. Las lecciones de moral de la superioridad estadounidense se resuelven con un fusil de guerra.

Lo que se pierde en el campo de batalla, se gana en los negocios.

La principal diferencia geopolítica entre Joe Biden y Donald Trump, es que el ultraconservador Vladimir Putin y el ultraconservador Donald Trump son viejos negociantes de la política muy amigos y cercanos, mientras que los negocios de la familia Biden fracasaron en Ucrania y en Rusia. Trump tiene negocios con capitales de Arabia Saudita y Rusia, mientras Biden mantiene negocios con capitales de Arabia Saudita y China. Todo cuadra.

La anomalía estadounidense pasa por los negocios de sus gobernantes, los que contradicen la impecable retórica política de la democracia, la libertad, la propiedad y la libre competencia de los mercados.

Después de la elección presidencial de noviembre, Estados Unidos seguirá regalando armas y millones de dólares al régimen fascista de Ucrania, suministrando armamento letal a Israel en su guerra contra el pueblo palestino, seguirá agrediendo a insultando a Irán y a la República Popular China, continuará apoyando a los gobiernos ultraconservadores de Argentina, Ecuador y Perú y seguirá «vendiendo seguridad» en América Latina, con el gentil auspicio del Comando Sur de las FFAA estadounidenses, para lograr acceso a los recursos naturales más codiciados de América Latina.

Incluso después de noviembre, Estados Unidos seguirá negociando con el gobierno de Nicolás Maduro de Venezuela, porque ese país posee una de las mayores reservas de petróleo, en realidad, del mejor petróleo de alto octanaje en esta parte del mundo. Y seguramente el futuro Presidente Donald Trump llegará a un acuerdo con su amigo ruso Vladimir Putin para terminar con esa guerra en Ucrania, que nadie puede ganar sin desaparecer al adversario.

Lo que se pierde en el campo de batalla, se gana en los negocios. Esa también es la anomalía estadounidense.

Manuel Luis Rodríguez U.

Fundación Latinoamericana de Política y Prospectiva | FLAPP Chile.