Válvulas de motor: señales y causas de su desgaste
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Mucha gente cree, erróneamente, que el mantenimiento del motor de su automóvil se solventa con un cambio de aceite o una revisión de filtros cada cierto tiempo. Sin embargo, no atienden al estado de otros componentes que suponen algo clave para el correcto funcionamiento del vehículo a largo plazo. Estos componentes son las válvulas, que resultan indispensables para la regulación del flujo de aire y combustible hacia las cámaras de combustión, además de en la expulsión de gases de escape.
Un mal funcionamiento de este componente puede desembocar en un final devastador para el rendimiento del motor. Y es que las válvulas, que se dividen entre las de admisión y las de escape, tienen una importancia muy grande en el proceso de funcionamiento del coche, por lo que es altamente necesario estar pendiente de ellas y de si necesitan algún tipo de reparación.
Pero, ¿cómo se sabe si las válvulas están desgastadas? ¿Hay algún motivo que lleve a que se estropeen? Existen ciertas señales en el comportamiento del coche que hacen presagiar este tipo de problema y, a la vez, factores que contribuyen a que se produzca. A continuación, una lista de las situaciones más comunes relacionadas con un mal estado de este componente.
Señales de válvulas desgastadas
Estas son las situaciones más comunes que se dan cuando un automóvil tiene sus válvulas en un claro estado de desgaste. Si tu coche tiene estos “síntomas”, deberías plantearte una visita al taller.
Humo de color azul en el escape
Cuando el coche comienza a echar humo de color azul por el tubo de escape, es una señal clarísima de que las válvulas están desgastadas o directamente rotas, lo que permite que el aceite se filtre en la cámara de combustión, y acabe siendo quemado por el propio motor. Esta es una situación inusual que necesita ser atajada de inmediato.
Pérdida de compresión
Se trata de otro signo de que las válvulas no se encuentran en buen estado. Cuando estas no cierran correctamente, el cilindro no se sella de forma adecuada, provocando una fuga de aire y una reducción de la compresión en la cámara de combustión. Esto acostumbra desembocar en una pérdida de potencia y eficiencia en el motor, que se traduce en que el coche a acelera menos, tiene un ritmo tambaleante, o directamente tiene dificultades para ser arrancado.
Golpeteo del motor
También conocido como “tapping”, este sonido de golpes en la parte superior del motor es otro signo que lleva a tener que revisar las válvulas. Esto se produce cuando este componente no se sincroniza adecuadamente con otros componentes del motor en su movimiento, lo que lleva a un choque metálico al moverse. En ocasiones, puede no tratarse de un desgaste, si no de un ajuste incorrecto de estas piezas.
Mayor consumo
Normalmente, todos los conductores tienen calculada de una forma u otra la cantidad de kilómetros que son capaces de hacer con el depósito de gasolina lleno. Si de repente tu coche deja de comportarse de acuerdo a esas métricas, todo apunta a que sufre un problema con sus válvulas. Y es que cuando estas no están funcionando bien, la quema de combustible por parte del motor se vuelve poco eficiente.
Causas del desgaste de válvulas
Aunque el desgaste de cualquier componente mecánico es inevitable, hay ciertas circunstancias que provocan esta situación de forma más acelerada.
Exceso de calor
Las válvulas acostumbran a trabajar a temperaturas extremas, sobre todo las de escape. En el caso de que tu coche tenga el sistema de refrigeración en mal estado, o una mezcla de combustible pobre, esto provocará que haya un sobrecalentamiento y un desgaste más rápido.
Mala lubricación
El aceite es básico para un funcionamiento correcto del motor, sobre todo para que todos los componentes trabajen de forma no forzada. Sin embargo, si escasea, se puede producir una situación que haga que las piezas móviles tengan muchos más problemas en sus funcionamientos.
Depósitos de carbón
Es muy habitual escuchar la frase de que un motor “tiene carbonilla”. Aunque puede parecer una expresión en tono jocoso, lo cierto es que esto muchas veces ocurre. Ese carbón se acumula en las válvulas y acaba desembocando, en muchas ocasiones, en la situación de que estas no puedan cerrar correctamente y haya fugas de presión.
Kilometraje alto
Es algo inevitable, pero un signo claro también de la necesidad de cambiar este componente. Cuando un automóvil alcanza más de 150.000 kilómetros, es probable que las válvulas ya no se encuentren en buen estado. Suele acelerarse este proceso en coches que no han pasado mantenimientos de forma periódica.
No atajar problemas menores
Muchas veces, los problemas con este componente se solucionarían con un simple reemplazo de los sellos de las válvulas. Este cambio es mucho menor que otros, y puede ahorrar muchos problemas al dueño del vehículo si se realiza en tiempo y forma.