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No nos confrontamos, decidimos cómo unirnos | Víctor Maldonado | Opinión

No nos confrontamos, decidimos cómo unirnos | Víctor Maldonado | Opinión

No nos confrontamos, decidimos como unirnos

Víctor Maldonado R.

La derecha ha terminado la jornada electoral destacando el número de gobernadores de sus filas que han resultado electos. Esto es importante, pero no representa una novedad en relación a las expectativas previas.

El oficialismo ha llamado la atención sobre la relevancia de haber obtenido el triunfo en la Región Metropolitana y Valparaíso, pero retener la capital era un piso para no convertir una derrota en un desastre.

En cambio, hay dos aspectos que permiten una buena evaluación: la fuerza demostrada por los candidatos que perdieron y las características de las opciones ganadoras. Ambos nos dicen que el giro a la moderación se mantiene.

La centroizquierda perdió gobernaciones que había ganado antes con la derecha dividida y en su peor momento. Lo usual, sin embargo, es que la oposición sea preponderante en algunos territorios. Cuando se presenta unido el oficialismo y dividida la derecha, eso da un resultado desequilibrado. Unidos en una sola opción cada bando, se tienen resultados distintos.

Casi no hay desenlaces dramáticos o palizas, sino inclinaciones más o menos pronunciadas por una opción concreta. El funcionamiento de una región ahora y del país después, no se consigue prescindiendo de los derrotados. Las mayorías están lejos de ser fijas y todos los sectores significativos tienen que aportar a la construcción de tareas regionales.

Los candidatos premiados hicieron la apuesta por posiciones moderadas que pudieran interpelar, incluso, a quienes no comparten sus convicciones políticas.

El electorado se ha desmarcado de las votaciones en bloque, evalúa la calidad y cercanía con las opciones que se le presentan y decide con mucha libertad. Hubo candidatos que lo entendieron y los resultados los tenemos a la vista.

Al revés, también es cierto. Cuando Alejandro Navarro se presentó a sí mismo diciendo “mientras más viejo, más revolucionario”, lo que está provocando es que el electorado más duro de izquierda reconociera filas y lo votara. Pero quien no quiere acompañarlo en esta postura no tenía motivos para elegirlo. Puso una condición adicional e innecesaria para que votaran por él.

Los resultados de primera vuelta se vieron ratificadas en Arica, Antofagasta, Coquimbo, Valparaíso, Región Metropolitana, O’Higgins, La Araucanía, también en el Maule, si se considera la votación de los candidatos de derecha que sumaban mayoría. Muchos resultados fueron estrechos, excepto donde se quiso polarizar, ya sea contra el gobierno (Valparaíso) o por ideología (Bio Bío).

Pensemos en que en la Región Metropolitana se presentó un buen candidato como es Claudio Orrego, con merecimientos de sobra. Al frente tuvo un candidato agresivo, pero que paso a segunda vuelta al concentrar el voto duro de la derecha. La votación que sacó ahora, cuando se presentó recién convertido en una imitación poco creíble de moderado, no fue mala. Hay que imaginarse si el candidato de la derecha hubiera sido un moderado real.

Quien le habla a los de su casa, se quedará en la casa. En la presidencial la derecha es derrotable, a condición de disputarle el voto moderado, de otro modo la derrota es segura, ¿o es otra cosa lo que nos dice la votación de ayer?