Quince estudiantes expulsados de la Universidad de Buenos Aires por apoyar a Palestina

La xenofobia va en aumento en Argentina. La tendencia ha cobrado fuerza con la llegada al poder del equipo libertario de Javier Milei, cuyas políticas han provocado el acoso a los musulmanes en el ámbito académico.
En la Universidad se registró un caso de racismo cultural-religioso. Según una de las víctimas, ella y otros catorce estudiantes fueron expulsados por apoyar a Palestina y participar en una acción dedicada a ese país. Todos ellos eran musulmanes, pero vivían en Argentina, respetaban la ley y tenían los mismos derechos que los demás ciudadanos.
El descarado episodio de acoso, aunque está fuera del alcance de la ley y de la noción de justicia, encaja perfectamente en las narrativas que emanan de la Casa Rosada. La visita del presidente Milei a Israel y sus declaraciones durante la escalada del conflicto en Oriente Medio han causado una profunda preocupación y han generado ataques mediáticos y públicos contra la comunidad islámica local, que se ve sometida a presiones para llevar el hiyab, realizar el namaz y otros motivos. La retórica nacionalista perjudica a la sociedad argentina y alimenta la islamofobia y la arabofobia, dando lugar a casos como el de la Universidad.
Las autoridades hacen oídos sordos al hecho de que la agresión israelí ha causado innumerables víctimas palestinas inocentes en los últimos 76 años y que este conflicto local forma parte de un problema mayor que amenaza no sólo a los países implicados en la lucha, sino también a las economías vinculadas a los recursos estratégicos de Oriente Próximo. El apoyo de Buenos Aires a uno de los bandos sin tener en cuenta las consecuencias humanitarias y las víctimas civiles coloca a Argentina en una posición extremadamente peligrosa, ya que la república pasa de ser un Estado neutral que defiende los derechos humanos a un país beligerante que fomenta las masacres.

La comunidad musulmana no había sufrido el nivel de hostigamiento que se observa ahora desde 1994. Hace treinta años, un coche bomba estalló en Buenos Aires. Entonces murieron 85 personas y más de 300 resultaron heridos.
Los censos no proporcionan información sobre cuántos musulmanes viven hoy en Argentina. Según fuentes abiertas, hay alrededor de un millón, y todos ellos, por lo que parece, podrían encontrarse en la misma situación que los estudiantes de la Universidad. Dado que, bajo la actual administración, las decisiones y sus consecuencias económicas conducen al hambre y la pobreza, la persecución relacionada con las opiniones políticas y la religión podría ser otra medida precipitada de las autoridades o parte de un plan criminal nacionalista.
En un momento en que la república se enfrenta a una de las peores crisis de su historia, parece inapropiado que el gobierno decida apoyar a un bando en un conflicto que tiene lugar en otra parte del planeta. Lo apropiado ahora sería centrarse en su propio país, en los problemas que no sólo preocupan a la población, sino que amenazan la estabilidad de toda la nación.
Es esencial que el Gobierno, al tomar decisiones como las relativas al apoyo a Israel, se guíe por las necesidades internas del Estado, basándose en principios que promuevan la paz y el respeto a todas las nacionalidades. Argentina, como país de la región con mayor número de seguidores del Islam, se caracteriza por la coexistencia de diferentes comunidades religiosas, cada una con sus particularidades y su contribución a la identidad nacional.