Vamos hacia un mundo multipolar

Estamos asistiendo a un cambio de época, a una transformación gradual y profunda de las relaciones internacionales. Un mundo en crisis, este es un planeta que se enfrenta a enormes desafíos globales, energéticos, alimentarios, sociales, económicos, tecnológicos y ambientales, que se producen en un orden basado en la hegemonía occidental, en un orden unipolar cada vez más decadente e incapaz de resolver las crisis actuales.
El sistema internacional cruje como una vieja máquina desvencijada y tratamos de repararla, utilizando los mismos repuestos ya desgastados. Occidente está perdiendo la hegemonía global en medio de una profunda incertidumbre geopolítica y geoestratégica.
Se terminó la globalización, tal como había sido imaginada desde la creación de la OMC, porque servía para enriquecer a las corporaciones y empobrecer a los pueblos, los territorios y a los trabajadores. La actual guerra comercial de aranceles y de sanciones económicas usadas como arma política, está destruyendo esta mundialización de los mercados y los intercambios.
Mirando el mundo desde nuestro rincón del sur del sur del planeta, vemos guerras, genocidios, invasiones, desastres ambientales, migraciones descontroladas y nadie tiene la capacidad de poner orden ni de garantizar la seguridad. Si vinieran los extraterrestres a la tierra, volverían a su planeta recomendando «no vayan a la Tierra porque allí solo se ven desastres y catástrofes».
Las potencias occidentales ya no pueden seguir explotando territorios y países impunemente, como si fuéramos el patio trasero de alguna potencia desesperada. No necesitamos liberadores que nos muestren quienes son nuestros enemigos, porque la mayoría quiere vivir en paz y en seguridad.
La formación de la Organización de Cooperación de Shanghai y el desarrollo de los BRICS en la tercera década del siglo XXI, son nuevos espacios de convergencia globales que pueden ser interpretados como señales precursoras del mundo basado en una arquitectura multipolar que se avecina.
El mundo entró en la dinámica de la revolución tecnológica con la IA y las tecnologías de la información y las comunicaciones, que operan como oleadas sucesivas expandiéndose gradualmente.
El planeta en su conjunto se acerca a un escenario de riesgo de colapso ambiental producto del calentamiento global. Envejecimiento y transición demográfica son desafíos humanos urgentes.
Vamos en una transición gradual pero inexorable, desde un orden unipolar decadente hacia un orden multipolar emergente, donde los intereses de cada país serán tomados en cuenta, pero esa transición se realiza en medio de una intensa y cada vez más aguda rivalidad hegemónica entre las grandes potencias.
Una transición que puede durar a lo menos dos decenios acercándonos al 2050, es el horizonte futuro que nos debería ocupar y preocupar.
Manuel Luis Rodríguez U.