Si vas ganando, no cambias | Victor Maldonado | Opinión

Si vas ganando, no cambias | Victor Maldonado | Opinión




En una primaria, mostrar las diferencias es necesario a fin de dar razones para que los ciudadanos opten. El objetivo conjunto, en todo caso, es definir una misma candidatura, no expandir las diferencias sin definir límites.

Lo que se debe hacer es mantener el control de las propias acciones, porque no se puede expresar la pretensión de conducir el país si ni siquiera se puede dar cuenta de la propaganda autorizada que se emite.

Incluso, definir como pauta de conducta el hacer críticas descarnadas a los otros candidatos es preferible a declarar que se está difundiendo imágenes replicadas sin intención porque nadie se dio cuenta de sus implicancias.

En los mensajes cortos que se emplean no hay nada que aparezca en pantalla sin que sea escogido en detalle. El contenido es lo visto más que lo dicho. Que algo se pase por alto cuando se utiliza este nivel de precisión no es algo creíble.

No es razonable que el Frente Amplio sea criticado exclusivamente por la conducta que tenía antes de asumir el poder, incluso sería injusto fijar el juicio por sus primeros pasos en el gobierno. Es como pensar que el ejercicio de las responsabilidades públicas no cambia a las personas.

Sin embargo, las decisiones que se toman hoy tienen que ver con un estilo que se quiere asumir como característica permanente. Hay que entender que los riesgos que se asumen al polarizar la crítica no son exclusivamente para quien asume la conducta, sino que se contagia al conglomerado.

Todavía peor es dejarse provocar en vez de mantener el dialogo político a pesar de todo. Lo que haga uno entre cuatro no establece el clima general de convivencia, pero cuando otro lo imita sí se produce este efecto.

Si se otorga a alguien la capacidad de alterar el debate se entrega más de lo que se quiere. Se deteriora el diálogo en plena competencia, cuando construir la unidad debía ser la diferencia específica para mostrar frente a la oposición.

La combinación perfecta para desincentivar la participación en primarias consiste en convertir el diálogo en una discusión de política entre políticos, concentrarse en polémicas del pasado y hacer que predomine un tono agresivo.

Agregar conflicto puede llamar la atención, pero no hará que más personas, fuera de los interesados habituales, quiera ir a votar. Si la competencia se sale de su curso, difícilmente se encontrarán motivos para optar entre actores que no parecen soportarse bien entre ellos.

La franja del FA critica a los que han estado en “la mesa del poder”, que es donde ellos se encuentran sentados hoy. Las críticas se devuelven en contra.

Si los adherentes a la candidatura del socialismo democrático marca que fue su incorporación la que salvó al gobierno de un desastre, lo que afirman es que quieren ser ellos los que consiguen que gente tan desastrosa se mantenga en el poder. Un perfecto tiro por la culata.

Las primarias deben mostrar candidatos dialogando, no partidos peleándose. Los que aumentan su grado de agresividad es porque están perdiendo posiciones o no están consiguiendo sus objetivos. El que va ganando no cambia. Es mejor retomar el rumbo original a acumular tropiezos en la última recta.