Cuidados: las familias siempre primero | Carolina Guzmán Navarro | Opinión

Cuidados: las familias siempre primero | Carolina Guzmán Navarro | Opinión

En Chile, millones de personas —en su gran mayoría mujeres— cuidan todos los días a personas mayores, a hijos con discapacidad, a familiares enfermos o en situación de dependencia. Muchas veces lo hacen sin ayuda, sin pago, sin descanso. Históricamente, cuidar ha sido una tarea feminizada, invisible y solitaria. Pero eso, por fin, está empezando a cambiar.

En los últimos años, el gobierno del presidente Gabriel Boric ha dado pasos importantes para que el cuidado sea reconocido como un derecho y una tarea compartida entre el Estado, las familias y la comunidad. Y eso ha beneficiado directamente a quienes más lo necesitan: las mujeres trabajadoras, jefas de hogar, cuidadoras informales, las familias de clase media, los adultos mayores y quienes han estado siempre postergados.

Por primera vez en nuestra historia se está construyendo un Sistema Nacional de Cuidados, que ya ha llegado a más de 37.000 personas en 215 comunas del país. Se han creado centros comunitarios de cuidado, se están entregando planes de atención en el hogar, y se han implementado servicios de teleasistencia para orientar y acompañar a las personas cuidadoras. Todo esto ayuda a aliviar una carga que muchas veces se vive en silencio, pero que agota, empobrece y deja fuera del trabajo y del bienestar, principalmente a las mujeres, profundizando las brechas de género.

El Sistema de Cuidados se suma así a otras importantes medidas que mejoran la vida diaria: salario mínimo sobre los $510.000, reforma previsional para mejorar las pensiones, ley de las 40 horas, copago cero en salud pública y la ley “Papito Corazón”, que ha permitido recuperar más de 1 billón de pesos en pensiones alimenticias. Todo esto ha significado más tranquilidad, más tiempo y más justicia para las familias.

Pero estos avances, que han sido posibles incluso enfrentando una dura oposición de la derecha, necesitan continuidad. Por eso, resulta clave un liderazgo que conozca de cerca la realidad de las mujeres trabajadoras, de las madres solas, de quienes luchan por salir adelante. No alguien proveniente de una élite privilegiada, sino alguien que ha impulsado reformas concretas que hoy benefician a miles, y que puede asegurar que los cuidados sigan siendo una prioridad del país, que se reconozca el trabajo doméstico y de cuidados no remunerado, y que se siga mejorando la vida de quienes cuidan y de quienes necesitan ser cuidados.

Con ese tipo de liderazgo, las personas y las familias seguirán estando en el centro. No como una promesa, sino como una realidad. Porque cuando el Estado cuida, las personas viven mejor. Cuando hay apoyo, la vida se hace más llevadera. Y cuando una mujer con trayectoria social y política lidera, se abre paso a un país donde los que siempre han estado al final de la fila pueden por fin avanzar.

Es tiempo de seguir construyendo un Chile donde cuidar no signifique pobreza ni soledad. Un país donde las personas mayores, los niños, las personas con discapacidad y quienes los cuidan vivan con dignidad. Un Chile más justo, más humano y más presente.

Eso es posible.

Carolina Guzmán Navarro.

• Mg. Educación Pontificia Universidad Católica de Chile
Profesora de Historia y Geografía U. de Playa Ancha Ciencias de la Educación