La voz del Sur a la ONU | Ernesto Sepúlveda T. | Opinión

Vivimos tiempos convulsos, no cabe duda de ello. En el primer cuarto del siglo XXI no se ha producido el advenimiento de una sociedad más justa ni más igualitaria, la prosperidad sigue favoreciendo a una minoría. Los adelantos tecnológicos han facilitado el acceso a la información a la par que confunden a las audiencias con contenidos dudosos o derechamente falsos. No hemos sido testigos ni del fin de la historia ni de la muerte del capitalismo.
Las guerras se multiplican, y el mal en toda su esencia se enseñorea en Gaza y Cisjordania, llevando al martirio a decenas de miles de civiles palestinos. Quienes se autodenominaron históricamente como los guardianes de la libertad, hoy imponen restricciones de prensa, persiguen periodistas y columnistas, y despliegan tropas para reprimir al propio pueblo estadounidense. La tierra de libre mercado, impone hoy a la economía global abusivos gravámenes, que dificultan y encarecen el comercio global.
Un escenario tal, sólo lo habíamos visto en historias distópicas llevadas a la pantalla. La trama de un régimen autoritario y filo fascista en los Estados Unidos, la tierra de la libertad, sólo llegó a películas tipo B. Sin embargo, todo eso y mucho más podemos ver a diario, y transmitido por decenas de plataformas on line. Un escenario como este, no fue previsto por las fuerzas económicas, pero estas, a diferencia de los individuos y la sociedad civil, tienen la flexibilidad y versatilidad para sobrevivir, para adaptarse. En el capitalismo salvaje las compañías que pueden adaptarse sobreviven, y las que no son absorbidas, y deben desaparecer. Sin necesidad de un presidente como Trump, historias como estas sucedían todo el tiempo. Sólo vean en la pantalla “Las locuras de Dick y Jane”, abundan historias de canibalismo de mercado en Wall Street.
Lo que sucede con los estados, es cosa que ya se ha visto antes. En la era de los imperios, las condiciones las fijaban las potencias dominantes, ahora sólo existe una en el mundo occidental, fijando los destinos de gran parte de la humanidad. Es un escenario donde reina la angustia y la desesperanza. ¿Qué se les dice a las nuevas generaciones sobre su futuro? El filósofo coreano Byung Chul Han, en su libro “El espíritu de la esperanza”, nos dice que «Se ha difundido un clima de miedo que mata todo germen de esperanza. El miedo crea un ambiente depresivo. Los sentimientos de angustia y resentimiento empujan a la gente a adherirse a los populismos de derechas. Atizan el odio. Acarrean pérdida de solidaridad, de cordialidad y de empatía. El aumento del miedo y del resentimiento provoca el embrutecimiento de toda la sociedad y, en definitiva, acaba siendo una amenaza para la democracia”. El miedo también hace que las personas se aíslen, al convertirlas en empresarias de sí mismas. La competencia indiscriminada y la presión para rendir cada vez más debilitan a la comunidad. El aislamiento narcisista genera soledad y miedo. También nuestra conducta está cada vez más marcada por el miedo: miedo a fracasar, miedo a no estar a la altura de lo que uno espera de sí mismo, miedo a no poder mantener el ritmo o miedo a quedarse desocupado.
En este libro Byung Chul Han hace un giro desde una especie de filosofía de la tristeza hacia una mirada nueva. «La esperanza nos hace perseverar a pesar de todos los males del mundo. Nietzsche entiende la esperanza como una resuelta afirmación de la vida, como una porfía». La clave es que proporciona un horizonte de sentido y cuando esto existe, existe impulso, orientación y guía. «Sin ideas, sin un horizonte de sentido, la vida se reduce a la supervivencia o, como sucede hoy, a la inmanencia del consumo. Los consumidores no tienen esperanzas. Lo único que tienen son deseos y necesidades. Tampoco necesitan ningún futuro. Cuando el consumo se absolutiza, el tiempo se reduce al presente permanente de las necesidades y las satisfacciones». La esperanza es más que una mirada optimista sobre la vida, más que el convencimiento de que algo saldrá bien, sino “que algo tiene sentido”. A diferencia del pensamiento positivo, la esperanza no le da la espalda a las negatividades de la vida. Las tiene presentes. Además, no aísla a las personas, sino que las vincula y reconcilia.
Pienso en lo difícil que está para el ciudadano de a pie, no caer presa de miedo hoy día. No sólo el miedo real de ser víctima directamente de una agresión o un delito, sino también ese miedo más genérico, a la pérdida del empleo, a perder su estatus social, y un largo etcétera. El miedo que esto engendra, es incompatible con la democracia, ya que no existe argumento más poderoso que el miedo para someter a la población. Como habitantes de un pequeño país en los confines del mapa, cómo se enfrenta un contexto global donde hoy impera la ley del más fuerte. Donde el gobierno ultra conservador de Donald Trump en los Estados Unidos decidió trastocar completamente el orden mundial, haciendo rajatabla con el libre mercado y la libre competencia. La angustia y el miedo hoy vuelven dóciles a los designios de Washington hasta los países más progresistas, partiendo por los países europeos, quienes accedieron con los pantalones en la mano, a todos los designios del emperador americano.
¿Qué queda para Chilito?, nuestro país que ha cifrado su futuro y anhelado desarrollo, a los beneficios de una economía abierta, depende absolutamente del respeto de las normas de libre comercio. Productor casi exclusivo de commodities y alimentos, con escaso valor agregado, cuyo consumo está encadenado al normal y fluido flujo del comercio internacional.
¿Cómo retomamos la esperanza?, no pensando que ahora la cosa mágicamente va a salir bien, sino que las cosas que estamos haciendo como sociedad, como país, realmente tienen sentido. Hay que partir de lo que somos, y de lo que hemos hecho bien. Pese al reducido tamaño de nuestra economía, contamos con un acervo envidiado en el continente. Un prestigio de país serio, con instituciones permanentes que son respetadas, con un orden público económico estable que permite realizar negocios a largo plazo. Esta semana la calificadora de riesgo Fitch Ratings mantuvo la nota de Chile en “A- “respecto a la Calificación de Incumplimiento de Emisor en moneda extranjera a largo plazo, Según esta evaluadora de riesgo país, las perspectivas para Chile son “estables”, el rating se basa en “un balance soberano relativamente fuerte, con una relación deuda pública/PIB menor a sus similares”. Asimismo, destacó la sólida gobernanza del país y su historial de políticas macroeconómicas centradas en objetivos de inflación y tipos de cambio flexibles. La calificación A- corresponde a países considerados de confianza en el pago de bonos, con instituciones robustas y economías fuertes.
Han dice «La esperanza prevé y presagia. Nos da una capacidad de actuar y una visión de las que la razón y el intelecto serían incapaces». ¿Será el momento de que Chile de un paso adelante? En el contexto internacional, representantes de Chile han ocupado cargos de alto nivel de organismos como la OEA, donde el actual senador José Miguel Insulza ejerció como su secretario general por dos períodos consecutivos, entre los años 2005 y 2015. Asimismo, la dos veces presidenta de Chile Michelle Bachelet. También fue la primera presidenta pro tempore de Unasur, y la primera encargada de ONU Mujeres, agencia de las Naciones Unidas para la igualdad de género. Entre los años 2018 y 2022, se desempeñó como alta comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos y ocupa el cargo honorífico de presidenta de la Alianza para la Salud de la Madre, el Recién Nacido y el Niño de la Organización Mundial de la Salud.
La esperanza puede llegar desde el sur profundo.
En un contexto internacional tan cambiante, y sujeto a presiones enormes, desde este pequeño país se llevó esta semana ante la asamblea general de la Organizaciones de Naciones Unidas, la postulación a la Secretaría general de quien es sin lugar a dudas, la mujer más importante de nuestra historia política, Michelle Bachelet Jeria. Se han hecho toda clase de comentarios acerca del discurso del presidente Boric, ante la asamblea, en particular su comentario acerca de las mentiras proferidas en ese mismo podio, y sobre el genocida Netanyahu, pero lejos lo que desató los mayores comentarios fue el lanzamiento de la candidatura chilena.
La candidatura de la presidenta Bachelet constituye un hito importantísimo para las relaciones internacionales de nuestro país, y es en sí misma un aporte fundamental al fortalecimiento del sistema internacional. Se ha destacado que un liderazgo como el de Bachelet podría equilibrar el tablero internacional, considerando el tipo de liderazgo que ejerce de manera unívoca el presidente Trump. Asimismo, se llevaría por vez primera la voz del sur global al foro más importante del planeta. Destacados políticos conservadores se plegaron a la candidatura de la presidenta Bachelet, haciendo ver el carácter de estado de su postulación. Entre ellos el presidente del Senado José Manuel Ossandon y el senador de la UDI e integrante de la comisión de relaciones internacionales del senado Iván Moreira. La campaña para reunir las adhesiones necesarias entre los países miembros se inicia este año, y la votación sería a fines de 2026 iniciando el mandato en enero de 2027.
Hoy vivimos en un mundo lleno de tensiones y donde los espacios de libertad aparecen constreñidos al máximo, tenemos la esperanza de que lo que proponemos al mundo tenga sentido. Se requiere una voz serena que ejerza un liderazgo inclusivo e integrador, en el reino de la angustia y del miedo, es posible levantar una alternativa que lleve esperanza a los pueblos. La paz y prosperidad que anhelamos como humanidad demandan otra mirada desde el sur global al mundo entero.
Ernesto Sepúlveda Tornero
Punta Arenas, lunes 29 de septiembre de 2025.-
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