La Generación Z: los primeros nativos digitales cien por ciento | Manuel Luis Rodríguez U.
Puede caracterizarse a la Generación Z en América Latina como un segmento joven y adulto joven de una población numerosa y digitalmente nativa que se caracteriza por su preocupación por temas como el cambio climático y la precariedad económica.
Es notorio su activismo digital, es decir, su presencia masiva en redes sociales para la protesta y la organización en redes y su deseo de encontrar un trabajo con propósito además de estabilidad financiera. Aunque a menudo se ven obstaculizados por desigualdades en el acceso a la educación y la tecnología, su creciente influencia como consumidores y fuerza laboral impulsa el cambio en la región latinoamericana.
Nacieron entre finales de la década de 1990 e inicios de la de 2010. Tienen entre 12 y 27 años. Se les i identifica como la generación inmediata heredera de los llamados millenials o Generación Y.
Es posible cuantificarlos en América Latina: suman alrededor de 160 millones de jóvenes: uno de cada cuatro latinoamericanos, según datos del Banco Mundial. Más allá del idioma y la geografía, comparten preocupaciones: «por el cambio climático» y la «presión económica» que les impone el costo de la vida. En cuanto a sus aspiraciones: quieren «trabajar en algo que tenga un impacto positivo». Aspiran a tener pocos hijos o ninguno, pero prefieren una mascota en casa.
Generación Z: los primeros nativos digitales al cien por ciento.
Estos jóvenes son los primeros «nativos digitales». Nacidos con el celular en mano, a diferencia de los millennial, que vivieron la transición entre lo analógico a lo digital. Es una generación marcada por el streaming de las nuevas redes sociales: Spotify, Netflix, Amazon Prime Video. Al revés de lo que se cree, estos jóvenes leen, pero leen en pantalla. Es una generación hiperconectada.
Con mucha presencia en redes sociales (Instagram, TikTok, YouTube, Telegramm), que representan también su principal fuente de información, son la vanguardia de las llamadas «relaciones parasociales»: con famosos, marcas, personajes ficticios, inteligencias artificiales, o con otras personas de diversas geografías, pero con intereses comunes en línea. En América Latina, la Generación Z está compuesta de «nativos digitales de celular» y de redes de acceso gratuito (Instagram, TikTok, Reddit, Discord).
En el acceso a consolas de juego, computadores personales, tarjetas gráficas o dispositivos de realidad virtual se ponen de relieve grandes desigualdades socioeconómicas y tecnológicas, que fueron muy evidentes en la pandemia de Covid 19: entonces muchos hogares disponían de un celular que compartían sus datos con los demás, o de una sola computadora que utilizaban todos para trabajar y para el ocio.
El activismo de la Generación Z ha reemplazado las formas anteriores de movilización y protesta de los años noventa y ochenta: lo que los adultos de entonces hacían en las calles y en el espacio urbano físico, hoy estos jóvenes lo hacen en redes sociales y en el espacio virtual. Son las nuevas multitudes inteligentes del siglo XXI.
Aspiran a otros trabajos y otra educación.
Son básicamente innovadores, autodidactas, emprendedores. La Generación Z cuestiona la educación superior y las formas de trabajo tradicionales. Son portadores de la sensación de un mundo en constante cambio y crisis económicas y recesiones cada vez más frecuentes, y por lo tanto, prefieren títulos técnicos y certificaciones sobre licenciaturas.
Buscan «modelos de trabajo híbridos, jornadas reducidas y hasta tener side gigs, es decir, trabajos informales secundarios para complementar sus ingresos. Pero estos jóvenes enfrentan una «alta precarización laboral», con empleos freelance y emergentes, sin contratos de trabajo y conocen el abuso patronal. Sienten que que no siempre son comprendidos por generaciones anteriores, por sus padres, que esperan de ellos tengan un trabajo formal y estable y títulos universitarios de alto nivel. Hay entonces un choque de aspiraciones entre los jóvenes Generación Z y los millenials que son sus padres.
La Generación Z refuerza el «bono demográfico» de América Latina: es decir, son una «fuerza vital creativa y productiva» en edad de trabajar, que puede impulsar el desarrollo económico y social de sus países. Pero el acceso desigual a una educación de calidad, a las tecnología, a un empleo digno y participación política pone en riesgo ese potencial creativo y abre espacio para los extremismos ideológicos de ultraderecha, las tendencias anarquistas o nihilistas.
Manuel Luis Rodríguez U.

