Editorial: Las necesidades de las personas en primer lugar

Editorial: Las necesidades de las personas en primer lugar

Una de las causas de la pérdida de la credibilidad de la actividad política y de los liderazgos políticos, aunque no la única, podría estar en el alejamiento conceptual y práctico entre la vida de las personas y las comunidades, por un lado, y el discurso y la práctica de la clase política y gobernante, por el otro.

Cuando se regresa a las raíces de la vida pública, cuando se escucha atentamente lo que las personas, las familias y las comunidades reclaman, demandan y solicitan, descubrimos que esas necesidades son mucho más concretas y precisas que lo que nos imaginamos. La voz del pueblo, la voz de la ciudadanía está compuesta de múltiples voces, pero todas ellas confluyen en un conjunto acotado de aspiraciones.

Las personas reclaman un trabajo estable, decente y remuneraciones justas y dignas por su esfuerzo.

Las personas desean vivir en una vivienda digna y adecuada a sus necesidades familiares, e integrados en un entorno vecinal acogedor y seguro.

Las personas reclaman por una educación pública, de calidad, gratuita y que les permita desarrollan sus potencialidades y sentirse realizados para aplicar sus conocimientos y habilidades adquiridas.

Las personas exigen una justicia que responda a sus necesidades de castigo justo a los culpables, una justicia equitativa. Las personas aspiran a que la justicia sea igual para todos, sin excepciones ni privilegios.

Las personas aspiran a que se respeten sus creencias y preferencias, a que se respete absolutamente su libertad para elegir y se les consulte, para participar y decidir en todos los asuntos que les conciernen como individuos y como ciudadanos.

Las personas reclaman vivir en una ciudad limpia, segura, amigable, inteligente, integradora y acogedora.

Las personas que trabajan aspiran con justicia a una vejez digna, a pensiones y condiciones dignas de seguridad social acordes con su esfuerzo de toda una vida, todos desean vivir una ancianidad de calidad para disfrutar de sus hijos y nietos.

Las personas exigen y reclaman su derecho a participar y ser consultados en todos los asuntos públicos.

Las personas reclaman y exigen que no existan abusos, que el más poderoso no abuse del más débil, que las relaciones entre los seres humanos se basen en la justicia, la equidad, la libertad y al respeto a la diversidad y que la política pública ponga énfasis en los más débiles, los niños, las mujeres, los adultos mayores.

Las personas aspiran a una vida pública donde no exista abuso, lucro, injusticia ni corrupción, que el dinero no sea la medida y el rasero de las ambiciones personales y de que quienes actúan en la vida pública, se guíen por una auténtica vocación de servicio público, con austeridad, dignidad y consecuencia al servicio del pueblo, de los ciudadanos.

¿Es este acaso un país ideal? Cada ciudadano tiene la libertad y la posibilidad a reclamar y a aspirar que estos derechos se cumplan, al mismo tiempo que cada uno cumple con sus deberes como ciudadano.

Punta Arenas, junio 4 de 2019.-