contadores web

El desatino como arte de priorizar lo secundario – Víctor Maldonado R. – Opiniones

El desatino como arte de priorizar lo secundario – Víctor Maldonado R. – Opiniones

En política no es bueno realizar acciones para ver cómo nos salen. Es mucho mejor preparar el conjunto de iniciativas que queremos desarrollar, pensando en lo que harán los otros y en cómo cambiará el escenario político, sumando el efecto combinado de factores en movimiento.

El conjunto de acciones que se emprenden tiene que estar destinado a conseguir un objetivo central y prioritario. Si todo se intenta nada se logra. Por eso no se hace cuanto se puede sino aquello que permite alcanzar la meta. Si nos va bien en todo lo secundario, y en nada de lo principal, en realidad estaremos fracasando. Por mucho que nos estemos desvivido en un trabajo agotador. No se trata de moverse mucho. Importa avanzar en una dirección reconocible.

El objetivo del año es asegurarnos de iniciar un proceso que nos lleve a un cambio constitucional con amplio respaldo. Para eso se tendrá que ganar un plebiscito, pero también elegir constituyentes y concentrar el interés nacional en los contenidos principales en debate.

Se trata de argumentar y de confluir. Dialogar para producir un cambio ampliamente compartido, y cambiar nuestra conducta para que el diálogo predomine.

Se observará que, entre los constituyentes serán electas personas que no piensan como nosotros, pero tendremos que convencer a muchos de ellos y ellas (después a todo el país) de que, cada cual, está aportando a un Chile mejor. Es decir, no podremos dejar de dialogar ni desesperar por las dificultades.

Por lo tanto, los adversarios reales no son quienes tienen opiniones distintas, sino los que se oponen a encontrar soluciones consensuadas. Los adversarios son los que quieren cambiar la razón de los acuerdos por el temor a la incertidumbre.

Nuestros antagonistas conseguirán sus objetivos en la misma medida que la mayoría deje de reflexionar sobre el bien común, y empiece a sentir que nada esto vale la pena. Hacer que se busque un refugio a la inseguridad, dando paso a las medidas de fuerza.

Por eso anunciar una acusación constitucional, cuando todavía se está discutiendo otra, es contraproducente. Más si está revestida en formato de un ultimátum, y si esta idea no ha sido previamente comunicada y consensuada. Menos aún si esta es una “idea” que se está analizando.

Con semejante procedimiento, lo único que se logra es que todos los demás se preparen para aun contraataque muy fácil, que se engarza perfectamente en la estrategia adversario. Además, instala un debate inconducente. O sea, es un desatino por donde se le mire.

No se trata de saber si una acusación es justificable. Este gobierno no da el ancho ni de a uno ni en conjunto. Partiendo por el Presidente. Pero ¿en que beneficia al cambio constitucional el empezar a debatirlo en cada esquina? Los parlamentarios tienen que entenderlo: el protagonismo lo deben asumir los ciudadanos. Esto se juega en calles, sedes y plazas, no en sede parlamentaria.