Basta – Rodrigo Gaete Salazar – Opinión

Basta – Rodrigo Gaete Salazar – Opinión

¡Basta! 

Leer el diario digital y darnos cuenta de que hubo abuso y violación en una residencia sanitaria, pone los pelos de punta. Más allá de que el hecho en sí mismo sea reprochable, deja entrever que aquella violencia que se ve por televisión – la cual muchas veces nos parece ajena por temas de distancia geográfica – está más cerca de lo que uno puede considerar. Pese a eso, aquello no es un argumento válido, pues nuestra región acumula un número no menor de abusos cometidos hacia mujeres en los últimos años.  

Sin ir más lejos, el año pasado Puerto Natales registró un alto nivel de casos de violencia que, como suele suceder, no fue tomado en cuenta con la dureza con que se debía. En otras palabras: el que no quiere ver que esto es real, es porque voluntariamente cierra los ojos y la mente a una situación que nos afecta como sociedad desde siempre, pues no se trata de que ahora los medios le den más cabida a este tipo de noticias, sino más bien se debe a que la misma gente cansada de que cosas de este tipo sucedan como pan de cada día, enciende las alarmas y denuncia, funa, marcha y grita en las calles acerca de lo que está pasando, sacando a relucir un aspecto de nuestra realidad que por todos lados se trata de esconder. Sí, porque se trata de esconder. 

Las mujeres llevan siglos y siglos de lucha constante contra un sistema que les es indiferente y eso es algo que nada ni nadie puede negar pues los hechos están a la vista. Pese a la búsqueda de soluciones a nivel personal y colectivo, el problema de fondo sigue siendo el mismo: la falta de una mano dura que sea capaz de frenar y castigar este tipo de acciones aberrantes. Nos queda más que claro que el violador puede ser extranjero o no, adulto o joven, familiar o no. El violador es violador y punto, y ese es el título con el que debe de ser llamado independiente de si es un amigo, parte de la familia u otra persona cercana; por lo tanto, esperemos – cruzando los dedos, con más fe que otra cosa – que quienes deban castigar el accionar de los dos ciudadanos extranjeros no se escuden justamente en considerarlos visitantes ocasionales de nuestra zona, sino que los juzguen por lo que son: violadores. Recién cuando medidas de peso se pongan en la palestra, podremos hablar de comenzar a caminar hacia una pronta solución a esta problemática social que tal como lo mencionaba el diario El País allá por marzo, se hace necesario “para actuar de forma más concreta contra la violencia machista, esta plaga que arrasa nuestro mundo”, porque sí hay que sacar algo en limpio de todo esto es que la verdadera plaga que nos aqueja es ese patriarcado recalcitrante que se niega a desaparecer pues se ve amparado en políticas públicas y leyes que, miradas fríamente, no protegen a nadie y menos a las mujeres, las verdaderas víctimas de un sistema que siempre les ha negado todo.

La pandemia del coronavirus es algo malo, de eso no hay duda, pero es su esencia pandémica, es su naturaleza, “su forma de ser”; el machismo, por otra parte, es nefasto y más aún porque es permitido, avalado y, aún peor, generado por los mismos hombres y por una sociedad que aún no entiende que el problema no es ni la vestimenta, ni la edad, ni el escote, ni ninguno de aquellos manoseados argumentos con los que intentan convencernos de que la culpa siempre es de la víctima y no del victimario. 

Rodrigo Gaete Salazar

Profesor de Lengua y Literatura.