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¿Cambiará la vida? – José Ruiz Santana – Opinión

¿Cambiará la vida? – José Ruiz Santana – Opinión

Mientras se desarrollaba el estallido social, y posteriormente la pandemia, muchos pensábamos en la llegada de un cambio de conciencia acerca del consumo capitalista, un cambio de conciencia acerca del daño medioambiental que se estaba provocando, un cambio respecto de poner la economía al servicio de la vida, al servicio de los derechos sociales, en resumen una economía al servicio de las personas.

Yo creo que el futuro se prepara cultivando el presente y las actitudes en plena crisis lamentablemente siguen siendo las mismas.

Así seguimos viendo aglomeraciones de gente en los centros comerciales de nuestro país, aglomeraciones de personas que ni siquiera respetan las normas sanitarias, cuando escuchamos los reportes policiales locales siempre nos encontramos con alguien que no respeta el toque de queda o algunos que organizan fiestas en horario inadecuado y con asistentes más allá de las cantidades permitidas.

Este comportamiento es cada vez más preocupante y más profundo y no hemos hallado el antídoto o vacuna.

Las comunas que han ido saliendo de cuarentena durante las últimas semanas se ven llenas de autos y personas caminando por la calle. Los mall se ven llenos. Las personas, aún usando mascarillas no parecen darse cuenta que todavía estamos pasando por uno de los peores momentos de la pandemia, que al parecer el rebrote es inminente, que tenemos compatriotas cesantes, que otros están pasando hambre, muchos mueren todos los días y al parecer se nos viene encima una crisis social que puede ser muy complicada.

Después de lo mucho que, durante el estallido social y en la pandemia, se ha criticado el modelo socioeconómico liberal que nos ha llevado a un consumismo sin control y a un individualismo feroz tristemente vemos que no ha venido a acabarse nada.

En cambio pareciera ser que podemos evidenciar de manera brutal y horrorosa las enormes diferencias y desigualdades en que se ha cimentado nuestra sociedad.

Hay cosas que a estas alturas parecen ser evidente como que para salir a comprar el pan, debemos llevar nuestra mascarilla puesta, pero el tan vapuleado modelo sigue intacto, el tan anunciado y deseado cambio de conciencia acerca del capitalismo ha quedado, al parecer, en los escritos de algunos analistas.

A estas alturas de la pandemia es bueno preguntarse ¿qué echamos de menos desde que estamos con medidas restrictivas? Creo, sin temor a equivocarme, que echamos de menos la libertad de movimiento, la libertad para moverme de una ciudad a otra, la libertad para salir de casa a cualquier hora, la libertad para visitar a nuestros seres queridos, a nuestros hijos, nietos, a nuestras amistades.

Pero esta libertad de movimiento que extrañamos es ¿para hacer que?

Si analizamos lo que hacíamos diariamente, muchas cosas tal vez por rutina ¿valía la pena hacerlo?

Hoy hemos descubierto el valor de la amistad, el valor de la ciencia, el valor de la investigación para encontrar la vacuna contra el COVID-19, hoy hemos descubierto el valor de un sistema de salud público sólido y que cuente con los recursos, hoy hemos descubierto el valor de la buena política esa que nos lleve a cooperar y no a pelearnos.

Hoy hemos descubierto que tal vez el teletrabajo puede ser eficiente, hoy hemos descubierto que podemos vivir sin visitar permanentemente un mall, hoy hemos descubierto que el almacén del barrio es tan bueno como el mejor del centro, hoy hemos descubierto que leer o escuchar música es una buena opción, hoy hemos descubierto que nuestra familia es importante.

Hoy hemos descubierto que cambiar de prioridades es posible, basta con querer hacerlo.

Yo creo que el camino para construir una política post pandemia y post estallido social y contraria al modelo neoliberal surgirá desde la organización comunitaria, allí donde se ha aprendido, en esta experiencia inédita para muchos de nosotros, que los seres humanos somos frágiles y vulnerables y que somos esencialmente seres sociales que necesitamos a los otros seres humanos para vivir.

Así es como el pueblo se concientiza y recupera el poder que le pertenece formando tejido social y ejerciendo su soberanía.

Seguro que la autogestión, la ayuda mutua, la solidaridad, la organización popular de los barrios serán respuestas que se replicarán en todos los rincones del país cuando tengamos que discutir y escribir la Nueva Constitución Política que tanto anhelamos.

La dignidad del pueblo deberá pasar por romper el individualismo de cada uno de nosotros, deberá pasar por cuanto somos capaces de cambiar cada uno de nosotros para dar paso al ejercicio colectivo. La vida seguirá igual si somos egoístas, si somos individualistas, si somos consumistas. La vida cambiará sólo si nos organizamos, la vida cambiará si comparto mis ideas y mis sueños, la vida cambiará si estoy dispuesto a ser solidario de verdad con mis semejantes.

La vida cambiará cuando nos demos cuenta que lo material nunca reemplaza el amor en la familia, los valores y principios que se deben inculcar a nuestros hijos y nietos nunca serán reemplazados por las cosas materiales que les pueda regalar.

Sólo así podremos tener un sistema económico humano, que esté al servicio de los derechos humanos fundamentales, como la salud o la educación. Solo así podremos poner el sistema económico al servicio del medio ambiente, en lugar de dejar que sea al revés.

Esa es mi opinión. Y como el COVID-19 sigue muy cerca de nosotros es necesario que nos cuidemos más que nunca, usemos la mascarilla, mantengamos la distancia física siempre, hay que lavarse las manos las veces que sea necesario, hay que salir de casa solo cuando sea necesario. Es necesario cuidarnos para participar de manera segura en el plebiscito del 25 de Octubre y juntos iniciar el trabajo para escribir la Nueva Constitución Política de nuestro país, esa constitución que entregue derechos sociales a todos los chilenos y chilenas.

José Ruiz Santana

Ex Gobernador

Provincia Ultima Esperanza.