¿Otra vez no lo vieron venir? – Coordinadora Feminista de Punta Arenas

¿Otra vez no lo vieron venir? – Coordinadora Feminista de Punta Arenas

El año pasado la comuna de Puerto Natales tuvo una de las tasas de violación más altas de Chile, superando con creces el promedio nacional. Las organizaciones feministas denunciamos desde el inicio de esta pandemia el recrudecimiento de la violencia contra las mujeres. Y mientras la ex seremi de Salud, Mariela Rojas renunciaba indeclinablemente, indignada porque no se reconoció su “excelente trabajo”, hoy tenemos que lamentar nuevamente que el Estado, creyendo que quizás “el virus se volvió bueno”, considere suficiente que una mujer esté a cargo de toda una residencia sanitaria, sin contar con mínimas medidas para su seguridad, en el marco del trabajo decente y el derecho a un espacio laboral seguro, que de hecho, ellos mismos son los llamados a fiscalizar.

Minimizar los hechos solo a los agresores, y utilizar la xenofobia, nacionalismo y racismo será la estrategia para intentar olvidar los verdaderos responsables: un Estado que nuevamente toma el rol de subsidiario, que bajo misteriosas licitaciones entrega su rol de garante de derechos a privados, que por supuesto, motivados por el lucro siempre privilegiarán la ganancia por sobre la seguridad de las mujeres. Tampoco sirve dejar la seguridad a policía ni militares, cuando sabemos que ellos mismos han protagonizado hechos de violencia sexual – en Natales por ejemplo, dos ex Carabineros están libres, porque la fiscalía local bajo la venia del fiscal regional Eugenio Campos, decidió no creer el relato de la víctima, y por lo tanto no perseverar en el procedimiento.

Durante esta pandemia además, se han conocido problemáticas ligadas a la falta de seguridad para las trabajadoras al interior de las residencias, como falta de infraestructura (áreas limpias y de uso personal), falta de insumos, falta de fiscalización en los requisitos de ingreso, sobrecarga laboral, -y más grave aún-, que muchas deben quedarse a cargo de reos, sin vigilancia de Gendarmería. Por todo esto, exigimos a la autoridad sanitaria que transparente la administración y coordinación de estos espacios, y que dé a conocer de qué manera se garantiza el cuidado a quienes cuidan, porque sus aplausos de las 9 de la noche no son suficientes para quienes han sido los protagonistas de protegernos en toda esta pandemia. Porque el Estado no nos protege.

Históricamente son las mujeres quienes han debido dejar sus roles de cuidado en su familia, y sus comunidades, para entrar al mercado laboral, quien además por la división sexual del trabajo, deben retomar estas funciones de cuidado en un contexto precarizado, mal remunerado, y bajo constante acoso laboral y sexual. Trabajadoras de la salud que ya latamente han expresado su significativo grado de agotamiento, la falta de reemplazos, y muchas de ellas trabajando a pesar de que deben cumplir cuarentena. Entonces ¿nuevamente el Gobierno dirá que no lo vieron venir?

Porque la violencia contra las mujeres, y especialmente, la cultura de la violación no descansa en Pandemia. Y frente al evidente abandono del Servicio de Salud Magallanes, exigimos NO MÁS VIOLENCIA SEXUAL. Si tocan a una RESPONDEMOS TODAS.

El Estado Opresor es un Macho Violador.

Un violador no es un enfermo, es un hijo sano del Patriarcado.


Coordinadora Feminista
Punta Arenas