Asumir la diversidad es un desafío para la educación – Nieves Raín – Opinión

La diversidad implica mirarnos a la cara y reconocer nuestras características como riqueza, porque somos seres únicos, podemos parecernos a otros u otras pero únicos con nuestras rasgos distintivos. Y estamos en la sociedad, por ende, en escuelas y liceos, o sea queda solo aceptarnos.
Asimismo hoy hay una serie de intenciones que marchan en el sentido de asumir la diversidad, porque tenemos legislación que nos apura, pero también nuestros estudiantes nos desafían a buscar respuestas, para avanzar en mejorar los espacios educativos y sus logros, no hablo de resultados, porque la vida de las personas, es más que ello.
¿Qué es diversidad humana?
Convengamos que hay varias definiciones y desde varios ángulos, pero al menos dejaremos una para la reflexión; Según Richard Lewontin no hay dos seres humanos que sean iguales, salvo gemelos idénticos que comparten genes, pero aun así, el ambiente y las relaciones que establezcan también influirán en su personalidad y desarrollo.
Por tanto porque en nuestro país y asimismo en nuestras escuelas tratamos tanto que sean todos y todas iguales. Porque no mirar desde otro ángulo y rescatar desde nuestras diferencias para desarrollarnos.
Lo siguiente es revisar brevemente algunos aspectos lógicas que son deberes para nuestras conversaciones.
La Declaración Universal de Derechos Humanos, menciona que sobre la diversidad cultural, es necesario garantizar la interacción armónica entre personas y grupos y que además somos convocados al compromiso con los Derechos Humanos y las libertades fundamentales.
¿Cómo considerar los Derechos Humanos y en este caso con la diversidad y construir un proyecto educativo que lo incluya? Experiencias educativas en este sentido hay, por tanto es necesario recurrir a la memoria.
Hace algunos años, recuerdo bien a cierto establecimiento educacional que iniciaba su ciclo de vida, allá por el año 1995, quien dirigía el establecimiento educativo, propuso educar en los Derechos de niños y niñas. Fue así como a través de un sencillo librillo que llego a cada estudiante, se promovía los Derechos Humanos y por supuesto los docentes y el personal conocían y compartían la propuesta, por tanto cada decisión estaba pensado desde esta visión. Una práctica en ese sentido, era la posibilidad de participar en talleres; que previamente fueron consultados a los niños y niñas, del cual podían participar de acuerdo a su elección y que incluían desde Deportes, Cultura, Teatro, Televisión y radio y otros más. El único requisito era elegirlo. Ni la edad u otra condición eran factores relevantes o requisitos para estas actividades, por tanto confluían niños y niñas de diferentes edades, ello implicaba gran compromiso y conocimientos de cada docente, para manejar estos grupos heterogéneos.
La vida en la comunidad educativa era bastante segura para niños y niñas y asimismo. Entiendo que estas experiencias vividas por los y las estudiantes colaboraron en su desarrollo afectivo, sus relaciones sociales, la amistad, tolerancia, afectividad y creatividad. Cuando conversamos con esos estudiantes, hoy ya adultos, los recuerdos permanecen en su memoria, como un paso agradable por la escuela, y que por cierto son los recuerdos que quedan.
La diversidad está en los colegios, pues lo seres humanos somos únicos y nuestra apariencia física, intelectual e imagen dan cuenta de ello.
Los reglamentos y manuales de convivencia podrían ser una propuesta en el sentido de respetar las particularidades de los y las estudiantes. Colocando el acento en el aprendizaje educativo y otros aspectos que tienen relación con la formación y convivencia democrática de las comunidades educativas. Además de ser un excelente material para la conversación seria que permita hacernos cargos de las vidas educativas, entre todos, todas y todes en comunidad.
Las experiencias educativas exitosas con el respeto humano, muestran que es factible convivir en armonía y proponer aprendizajes para un mejor vivir y que además mejorar nuestra calidad de vida como comunidad.
En definitiva, lo importante es la permanencia y posibilidades que damos en el sistema educativo, para que ningún estudiante abandone el proceso educativo y su paso por escuelas y liceos sea una experiencia grata y feliz.
Por cierto, esto no tiene otra pretensión que compartir recuerdos.
Nieves Raín.
