“Algunos aspectos de reflexión en torno a la convención constituyente”, por Bernardo Bastres F. Padre Obispo de Magallanes

Estimados (a) Hermanos (a) en el Señor,
Vivimos un momento importante como país en vistas a la elaboración de una nueva constitución para Chile. La convención constituyente ha comenzado el trabajo que, como ciudadanos le hemos encomendado.
Me permito expresarle algunos elementos que nos ayuden a reflexionar en torno a este importante proceso que vivimos como chilenos y comprometer nuestra oración para que esta tarea pueda ayudar a solidificar el “alma de Chile”.
1.- Nos interesa como Iglesia todo aquello que forma parte del conjunto de decisiones que ayude en la búsqueda del Bien Común. Reconocemos la autonomía de las cosas temporales en la que los laicos se manifiesten con libertad frente a los temas que llamamos “contingentes”, sabiendo que cada uno responde en conciencia frente a su fe y a Dios. No estamos ajenos, por tanto, al proceso que como país hemos comenzado a vivir cuyo objetivo es darnos una nueva constitución política para todos los chilenos.
Este bien común, debe salvaguardar todo aquello que afecta a las personas que habitamos nuestro país y, especialmente, la capacidad de establecer una forma de relacionarnos y de vivir en la casa común, que permita a todos, su desarrollo espiritual y material.
El bien común es un ideal que interesa a todos, porque exige a las instituciones, conductas, virtudes y actitudes de hagan posible alcanzar este ideal, en una sociedad que construimos entre todos.
2.- Es esperable y exigible a quienes han sido llamados a esta delicada misión, que comprendan que la nación tiene un pasado desde el cual surgen los fundamentos de su ser.
Entre estos elementos, se encuentra aquello que es esencial al “alma de Chile”, la Fe judeo-cristiana, que ha dado identidad y cohesión a nuestra nación. El cristianismo, con sus luces y sombras, ha marcado nuestro ser como país, por ello nos preocupa que se desconozca o que se hable de refundación, en un sentido negativo y no como “la revisión de la marcha de una entidad o institución, para hacerla volver a sus principios originales o para adoptar estos a los nuevos tiempos” (RAE).
Un elemento importante será el amplio espacio que debe dejarse al ejercicio de la libertad religiosa, uno de los fundamentos de un sistema democrático, sin permitir coacciones o restricciones a las expresiones de los aspectos espirituales propios de la dignidad humana.
3.- En la “casa común”, que es el mundo, se nos ha dado a todos, existen pueblos y culturas diversas, que han dado lugar a la nación chilena. Recuerdo que la Iglesia, enseña: “a cada pueblo corresponde normalmente una Nación, pero, por diversas razones, no siempre los confines nacionales coinciden con los étnicos. Surge así la cuestión de las minorías, que históricamente han dado lugar a no pocos conflictos. El Magisterio afirma que las minorías constituyen grupos con específicos derechos y deberes. En primer lugar, un grupo minoritario tiene derecho a la propia existencia. (…) Además, las minorías tienen derecho a mantener su cultura, incluida la lengua, así como sus convicciones religiosas, incluida la celebración del culto” (Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, 387).
La misma Iglesia invita a solucionar los conflictos y tensiones, en el camino del diálogo y la negociación, que nos ayudará para alcanzar la paz. “En particular, el grupo minoritario tiene el deber de promover la libertad y la dignidad de cada uno de sus miembros y de respetar las decisiones de cada individuo, incluso cuando uno de ellos decidiera pasar a la cultura mayoritaria” (387)
4.- Redactar una nueva constitución, comporta recoger el pluralismo de nuestra nación, estableciendo un ejercicio del poder político que la resguarde, que reconozca la diversidad en la unidad, los derechos y deberes de los ciudadanos y las maneras de resolver los conflictos que en toda sociedad humana se presentan.
Los invito a que pongamos este acontecimiento tan importante para la vida de Chile en manos de la Virgen del Carmen, Reina y Patrona de esta Patria, como lo establecieron los padres fundadores de la nación, acudiendo a Ella en momentos esenciales de nuestra historia.
Oremos con insistencia a Dios por todos aquellos que tienen en sus manos proponernos una nueva Carta Fundamental. Que su amor a Chile y el bien de sus habitantes, sea su preocupación, su desvelo e ideal. Que, dejando de lado favoritismos, ideas sectarias, e incluso ideologías, para plasmar en la nueva constitución aquellos principios en que todos nos veamos reflejados.
Cada uno reciba mi afecto y oración de Pastor,
+ Bernardo Bastres F
Padre Obispo de Magallanes
Punta Arenas, 13 Julio de 2021
Fiesta de Santa Teresita de los Andes