Cuando la violencia no está al frente, sino al lado – Víctor Maldonado – Columna de opinión

Cuando la violencia no está al frente, sino al lado – Víctor Maldonado – Columna de opinión

En medio del estallido social, los pequeños grupos violentistas operaban dentro de la gran multitud pacífica que se manifestaba en las principales avenidas de cada ciudad. Ahora, no tienen ninguna multitud donde protegerse, no obstante, se mantiene el ritual de cada viernes en Plaza Italia.
 
El pequeño grupo de 150 personas que van directamente a destruir y enfrentarse a la policía hace acto de presencia; no lo hacen por porfía, lo que esperan es que el descontento vuelva a predominar y, de nuevo, la muchedumbre inunde la Alameda, enfrentando ahora a las nuevas autoridades.
 
Se puede entender que un gobierno de derecha sea sobrepasado por un fenómeno que desbordó los limites conocidos y ante el cual no tenía respuestas. El gobierno de Piñera quedó paralizado porque no entendía qué podía estar haciendo mal, cuando no hacia otra cosa que aplicar las recetas en las que creía.
 
Costará mucho, pero la reducción del número de involucrados terminará por permitir que el gobierno ejerza un más eficiente control policial de un grupo que ya no se puede mimetizar en medio de una gran masa inexistente.
 
Se habrá controlado un tipo de violencia, no para desaparecer, más bien para cambiar de foco. Pero las auténticas manifestaciones de hoy han cambiado y mucho. Antes interpelaban a la autoridad para expresar demandas sociales amplias, abusos compartidos por todo el país. Ahora, los manifestantes más jóvenes se enfrentan a situaciones que ocurren en sus propios establecimientos escolares, con sus compañeros y en su entorno.
 
La violencia viene de cerca, el agresor está al lado y cada cual está buscando ayuda porque el temor tiene causas próximas. Cierto que se tienen demandas dirigidas a las autoridades, pero es en busca de protección y apoyo.
 
Los enfrentamientos pueden ocurrir entre manifestantes y comercio ambulante, entre locatarios y vándalos, los agresores pueden están entre los que superan en número a un carabinero y lo atacan a mansalva.
 
Esto no es lo único grave. Junto con el regreso a clases, reapareció la violencia escolar, desde las amenazas individuales y colectivas hasta las agresiones con arma blanca que involucra a estudiantes y apoderados. Se puede avisar por video que se prepara una masacre y la amenaza resulta creíble.
 
El Mineduc ha reaccionado comenzando jornadas de trabajo en los recintos más conflictivos y con el reconocimiento de que hay que abordar el amplio tema de la salud mental y emocional, lo que muestra que el problema radica al interior de las comunidades educativas. Ya no es cosa de marchar, hay que reflexionar.
 
Las movilizaciones son motivadas como reacción al abuso, el bullying y el maltrato infantil. La violencia contra los y las alumnas pueden provenir de un círculo cercano. En todas partes estamos descubriendo que hemos retrocedido como nunca en convivencia pacífica y dialogante. No padecemos sólo de una epidemia de Covid, sino que nuestras relaciones interpersonales están enfermas.
 
Tal vez pasó el tiempo en que lo central era el conflicto entre policías y manifestantes. Cuando la violencia está cerca, se pide que la policía deje de estar lejos. Tal vez sea una oportunidad de reencuentro y de trabajo conjunto.

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