El lunes 22 de mayo de 1843, zarpó la goleta Ancud hacia el estrecho de Magallanes

El Intendente Domingo Espiñeira redactó las Instrucciones para el viaje, las
que entregó a Juan Guillermos con un oficio conductor fechado el viernes 19 de mayo de 1843.
En este oficio, Espiñeira le indica que «…en dicho pliego están consignadas las esperanzas
que he concebido sobre la prudencia i tino con que Ud. ha de desempeñar tan honrosa
comision i espero que ellas no sean burladas.»
Y le agregaba, una especial nota de consideración para su tripulación y para
el voluntario Bernardo Phillipi, en los siguientes términos: «Recomiendo a Ud. en
jeneral a todos los que le acompañan i especialmente al naturalista señor Phillipi que
se ha servido aceptar la invitación que le hice para emprender el viaje a Magallanes,
más por amor a las investigaciones que por otro interes ménos noble.»
El documento con las Instrucciones, contenía disposiciones generales de
conducta política y administrativa, tratando de ponerse en todas las eventualidades.
- La orden de zarpar, conteniendo la ruta a seguir, y las observaciones
hidrográficas a realizar durante la travesía los canales, recopilando información
que sirva a la navegación marítima y al establecimiento de una compañía de
barcos de vapor para remolcar veleros en el Estrecho de Magallanes. - Instrucciones de reconocimiento hidrográfico y geográfico del Estrecho de
Magallanes , con vistas a la instalación de un fuerte al abrigo del ataque de los
aborígenes. - Instrucciones para la construcción de un fuerte, la organización de su defensa
mediante los medios que lleva la goleta y del personal de Artilleros. El fuerte
debe ser bautizado con el nombre del Presidente de la República y se establecen
los términos y formalidades del acta de toma de posesión del Estrecho. - Instrucciones acerca de la disposición interna del fuerte y de las observaciones
que debe efectuar el voluntario Bernardo Phillipi. - Instrucciones relativas al orden y disciplina del personal bajo el mando del
capitán Guillermos. - Instrucciones acerca de la distribución ordenada y meticulosa de los víveres
entre los expedicionarios. - Autorización expresa para que el personal del fuerte, pueda realizar actividades
de caza y pesca, cuidando de mantener relaciones cordiales con los aborígenes. - Instrucciones acerca de la información que el capitán Guillermos debe consignar
diariamente en el Bitácora o Diario de la goleta. - Indicaciones acerca de la fecha estimativa de regreso a Ancud, del personal que
debe permanecer y del que debe regresar de la expedición, así como
instrucciones para el nombramiento del Teniente Manuel González como
Gobernador del fuerte. - Instrucciones para la eventualidad de no poder regresar en la fecha indicada en
el N° anterior, incluyendo la necesidad o urgencia de retirar completamente al
personal y el armamento del fuerte. - Instrucciones detalladas acerca de la conducta a seguir en caso que un punto o
varios del Estrecho de Magallanes se encuentren ocupados por alguna potencia
extranjera, conteniendo los argumentos jurídicos y geográficos que avalan la
preeminencia de Chile en dicha región. - Instrucciones a seguir en caso que la eventual ocupación de algún punto del
Estrecho por alguna potencia extranjera, se produzca después de la toma de
posesión por el Estado de Chile, previendo incluso la alternativa a seguir, en caso
de uso de la fuerza por parte de dicha potencia. - Al día siguiente de la partida de la goleta, el intendente Espiñeira envió al
Ministro del Interior la siguiente comunicación inédita, y cuyo texto integral retrata
fielmente los últimos esfuerzos y gastos realizados en los preparativos.
«Ancúd mayo 23 de 1843.
Señor Ministro:
Por la via reservada tuve el honor de anunciar á Us con fecha 21 de mayo de- presente año la forma en que pensaba dar cumplimiento al Superior Decreto del 20 de
enero que Us me comunico en su oficio numero 40 sobre el exámen y reconocimiento de
las tierras Magallanicas: no creo necesario repetir ahora lo mismo que entonces dije,
pues Us puede traer a la vista mi carta de la indicada fecha, para apreciar las
consideraciones que me han decidido á que se practique de una vez el reconocimiento
del estrecho y su posesion inmediata.
Me limito por consiguiente á anunciar a Us que la goleta de guerra Ancúd se
hizo á la vela el dia de ayer con dirección al Estrecho de Magallanes. El jefe de esta
espedicion es el Capitan graduado de Fragata de la Marina Nacional D.Juan Guillermos,
á quien hé dado las instrucciones que remito á Us en copia con el numero 1.
La gente que expediciona consta de la lista quel adjunto á Us bajo el numero 2.
Las provisiones de boca, son para siete meses, pero pueden durar hasta febrero
de 1844 observandose las instrucciones que he dado para el suministro de vivéres; de
estas provisiones remito á Us una relacion con copia con el número 3.
Los petrechos (pertrechos) navales de la goleta, las armas y municiones de
guerra y demas artículos constan del inventario que acompaño con el numero 4.
El costo de la expedicion á Magallanes incluso todo gasto y el valor del buque,
es de dos mil ochocientos catorce pesos uno y siete octavos reales y deduciendo de esta
suma la de mil cuatrocientos cincuenta y siete pesos uno y medio reales cubiertos según
el presupuesto aprobado por el Supremo Gobierno en 28 de mayo del corriente año,
queda la de mil trescientos cincuenta y siete pesos tres octavos reales de que acompaño
una cuenta en copia bajo el numero 5.
Este armamento, Señor Ministro, se ha hecho con una economia llevada al
extremo resultado sin duda del entusiasmo particular con que se há emprendido la
obra. Sin entrar en detalles minuciosos que le probarian á Us hasta la evidencia la
verdad de este acerto, solo le indicaré que varios de los trabajos se han emprendido
gratis. El capitan Guillermos con un esmero singular ha hecho de maestro de velas y la
gente del bote de la Capitania de Puerto (que es la que lleva de tripulación la goleta
Ancúd) há trabajado el velamen de este buque sin costo alguno: el forro de cobre del
buque se há puesto por las manos del naturalista Don Bernardo Philippi, del capitan
Guillermos y del piloto Don Jorge Mabon y finalmente todos estos señores y varias otras
personas han tratado de excederse en sus servicios para llevar á cabo la empresa del
viaje á Magallanes.
La dije á Us en mi comunicación particular de 21 de mayo que con el fin de que
el gobierno obtenga detalles precisos é ilustrados sobre los terrenos de Magallanes,
habia logrado decidir al naturalista prusiano Don Bernardo Philippi á que hiciese este
viaje, con el fin de practicar las dichas observaciones y del levantar los planos
correspondientes. Para verificarlo há tenido que hacer este caballero diversos gastos en
ropa análoga á la (?) rejion que vá á explorar y en utensilios y herramientas de
distintos especies por cuyo motivo espero que Us se sirva inclinar el ánimo de S.E. á fin
de que vá á prestar á la causa pública, se sirva recompensarle, á su vuelta con mil pesos.
que pueden darsele como una expresión de gratitud del Gobierno y con las expresiones
adecuadas al caracter del individuo, al tiempo de hacerle la remesa ya sea
directamente por el ministro del cargo de Us ó por conducto de esta Intendencia.
A la gente del mar y á la tropa que espediciona se le ha hecho un adelanto de
dos meses de su haber para que pudiesen disponerse al viaje; y como todos ellos son
hombres con familia han dejado á esta una asignacion del todo o parte de su sueldo
como lo verá Us por la relación que le adjunto con el numero 6 para que Us se sirva a
probar la medida he tomado de que se haga su pago mensual en atención á la
importancia del servicio que van a prestar los individuos relacionados: hé creido que en
este caso no debia a considerarse la disposicion de un Decreto orgánico, que ordena no
pueda dejar el empleado por mesadas sino la tercera parte de su haber, y por juzgar asi
mismo del esclusivo conocimiento del departamento del interior todo lo relativo, á la
espedición de Magallanes, no someto esta parte á la inspección del señor Ministo de la
Guerra á quien corresponde el asunto de las mesadas por el futuro de los individuos
que las dejan cuando el Supremo gobierno no aprecie esta consideración por mirar la
mAteria bajo otro punto de vista, ruego a Us se sirva pasar la relación de mesadas al
señor ministro en el Departamento de Guerra y Marina á quien por otra parte, no
puedo escribir en esta ocasión por la prisa que me da el capitán del buque que conduce
esta correspondecia.
Dios guarde á Us
D. Espiñera.»
En la mañana del lunes 22 de mayo de 1843, a pesar de que seguía nublado y
caía una copiosa lluvia, Juan Guillermos decidió que no podía retrasarse y transmitió
a su piloto Mabón las órdenes respectivas de zarpar. Relata Abel Macías el momento
del zarpe: “Todos los pobladores llegaron al embarcadero en ese memorable día 22 de
mayo de 1843. Abrazos, emoción, muchas lágrimas. Los que se iban como los que
quedaban creían que nunca mas se volverían a ver…”
Eran las ocho de la mañana.
Entre el pequeño muelle del puerto de Ancud y los tripulantes de pie en la
cubierta de la pequeña nave, entre gritos de “Viva Chile!» o de «¡Viva la goleta
Ancud!” y otras manifestaciones de alegría, reinaba un ambiente de emoción y
orgullo. Una pequeña banda musical entonaba orgullosamente algunas canciones
chilotas y marchas. En la iglesia de Ancud el cura párroco hizo repicar sus campanas,
lo que daba un ruidoso marco a la bahía de Ancud.
Juan Guillermos, de pié en la cubierta de la goleta, miraba y saludaba hacia el
muelle que se alejaba y sintió que la emoción subió a sus ojos.
Algunos lugareños, en lágrimas y emocionados, agitaban sus pañuelos
blancos y gritaban sus nombres a sus familiares embarcados, deseándoles un feliz
viaje, mientras la pequeña goleta iba siendo remolcada por una chalupa, hacia el
centro de la bahía.
Unos y otros presentían que estaban asistiendo a un instante histórico en la
vida de la República, mientras lentamente la goleta tomaba rumbo hacia el este, y
continúa el relato de Macías: “Por falta de viento, lentamente la Ancud empezó a
alejarse remolcada por la más grande de sus chalupas. A bordo no llevaba más
instrumentos que una minúscula brújula…”
A medida que avanzaba la mañana, continuó el viento el que se fue haciendo
cada vez más fuerte.
________
Fuente: M.L. Rodríguez: Rumbo al Sur, El histórico viaje de la goleta Ancud al estrecho de Magallanes, 1843.