En Magallanes todos somos migrantes | Manuel Luis Rodríguez | Opinión
Magallanes es un territorio de migraciones. Las migraciones hicieron a Magallanes.
La historia de las migraciones hacia el territorio austral de América del Sur comienza entre los 10 mil y 11 mil años atrás, cuando las primeras bandas cazadoras, pescadoras y recolectoras descendieron por el litoral del Pacífico y se movieron desde el norte del continente por la vertiente oriental de la cordillera de los Andes hasta alcanzar Magallanes y la isla grande de Tierra del Fuego.
La segunda oleada migratoria que llegó hasta las tierras australes se inició en 1843 y 1848 con la toma de posesión del estrecho de Magallanes y la creación de Punta Arenas y estuvo constituida principalmente por migrantes y colonos chilotes y de las provincias del sur de Chile.
A partir de la década de 1860 y 1870, el territorio magallánico y patagónico comenzó a recibir una serie de migraciones inducidas por el Estado chileno y argentino y proveniente de distintos países de Europa gracias a una intensa navegación marítima que unía los puertos patagónicos con los puertos europeos. Estas corrientes migratorias se extendieron a lo largo de la segunda mitad del siglo XIX y primera mitad del siglo XX, en el contexto de una economía ganadera de exportación que dominó la actividad económica regional.
Llegaron entonces a Magallanes y a la Patagonia migrantes españoles, suizos, italianos, alemanes, franceses, ingleses, griegos, daneses, escoceses, croatas, dálmatas y rusos, los que se fueron integrando gradualmente y formando familias y comunidades con chilenos y argentinos.
Fue el período en que, además, una fuerte corriente migratoria chilota, se dispersó por toda la Patagonia chilena y argentina, siendo el componente principal de la mano de obra de obreros y empleados, trabajadores de la ganadería y el comercio, de los puertos, la industria y la artesanía regional. Pero también es parte de la historia trágica de Magallanes, que migrantes chilenos y extranjeros fueron los responsables directos de la masacre y exterminio del pueblo selknam, los verdaderos primeros migrantes de la Patagonia.
El descubrimiento y la explotación del petróleo en Magallanes -desde 1950 en adelante- empujó nuevos aportes migratorios desde las provincias del sur y del centro de Chile al mismo tiempo que el sistema de Puerto Libre, abrió la puerta a migrantes provenientes de otros continentes como árabes e hindúes. Tras la segunda guerra mundial, se produjo una nueva corriente migratoria europea hacia Magallanes.
Pero, además, desde 1973 en adelante, varios miles de coterráneos migrantes magallánicos se han dispersado por el mundo, debido al exilio o motivados por la búsqueda de nuevos horizontes y constituyen la diáspora magallánica en América del Norte, en América Central y del Sur, en Europa, en Australia. Decenas de miles de chilenos y de magallánicos migrantes pueblan hoy las ciudades del sur argentino: Río Gallegos, Comodoro Rivadavia, Río Grande, Ushuaia, Gobernador Gregores, Calafate…
En Magallanes todos somos migrantes. Sino basta recorrer los nombres y apellidos en las lápidas de los cementerios de Punta Arenas, Natales o Porvenir.
Durante las primeras décadas del siglo XXI, la región de Magallanes ha seguido recibiendo aportes migratorios, provenientes de otras regiones de Chile como Valparaíso, Concepción y la región de Los Lagos y también desde América Central, el Caribe, América del Sur y Asia: principalmente haitianos, dominicanos, venezolanos, colombianos y ecuatorianos y más recientemente una incipiente migración china. Pero también hay que considerar las migraciones internas de descendientes de los pueblos originarios australes como los mapuche huilliches que se han avecindado en Magallanes.
Por esto, en la cultura magallánica no hay espacio para los discursos del odio, del racismo o de la xenofobia. No hay ninguna familia magallánica que no tenga un ancestro migrante, un abuelo o bisabuelo que no haya llegado desde otras latitudes a formar familia en Punta Arenas, Puerto Natales o Porvenir. La migración está inscrita en la biografía personal y familiar de todos los habitantes de Magallanes.
Magallanes es un vasto crisol de migraciones: los encontramos y vemos en las calles, en las escuelas y liceos, en las oficinas y en el comercio, en las empresas y servicios públicos y en los centros de salud, hospitales y clínicas. Son parte de la comunidad magallánica.
Manuel Luis Rodríguez U.

