Nuestra frágil conectividad | Rafael Cheuquelaf | Opinión

Nuestra frágil conectividad | Rafael Cheuquelaf | Opinión

Hace unos días el nuevo intendente electo de Bariloche, el dirigente sindical peronista Walter Cortés, anunció que impediría el tránsito de camiones chilenos, si no se le daba una solución inmediata al mal estado de las carreteras de la zona. Dijo textualmente: «Acá no pasa nadie hasta que no arreglen la ruta, uno tiene que tomar decisiones drásticas, no pasan más los camiones chilenos, se terminó, la gente destruye sus autos y estamos en esa situación desgraciada». A estos dichos se plegaron otras autoridades electas de El Bolsón, Epuyén, Esquel y El Hoyo, quienes se reunieron con Walter Cortés y en conjunto exigieron al gobierno central la repavimentación de la ruta 40. Concretamente, acusan a los camioneros nacionales de circular sin pasar por controles de pesaje, destruyendo el asfalto y así perjudicando tanto a los residentes locales como a los turistas.

Esta situación debiera inquietarnos, pues los principales afectados con el impedimento a la circulación de camiones chilenos por territorio argentino seremos nosotros, los magallánicos. Nuestro aislamiento y falta de conectividad terrestre por territorio nacional nos hace muy vulnerables en materia de abastecimiento. Eso ya queda en evidencia cuando se cortan las rutas en el vecino país en el marco de alguna protesta social. De concretarse la acción anunciada por Walter Cortés, se corre el riesgo de un conflicto de transportistas chilenos con autoridades del vecino país. Y no es descabellado pensar en que se tomen represalias como el bloque de la ruta en el paso fronterizo de San Sebastián, lo que mantendría a los transportistas y viajeros argentinos en general atrapados en la isla de Tierra de Fuego.

Ante esta situación, la Cancillería Chilena ha recordado que el Tratado de Paz y Amistad, suscrito en 1974, garantiza la libre circulación entre ambos países. Solo cabe esperar que las autoridades electas de la Patagonia Argentina tengan altura de miras y no por defender legítimos intereses propios terminen perjudicando a nuestra región. Esta situación se presenta justo cuando no tenemos un embajador en Argentina, pues quien hasta ahora oficiaba como tal, Bárbara Figueroa, renunció para integrar la nueva directiva del Partido Comunista. Así que este tema debiera ser abordado directamente por el canciller Alberto Van Klaveren, al más alto nivel.

Por otra parte, ya se están escuchando voces que abogan por una mayor preocupación del Estado en el tema de la conectividad de la Zona Austral con el resto del país. Concretamente, el gremio de los transportistas aboga por una mayor conectividad marítima, con más transbordadores cubriendo una ruta ya existente entre Puerto Montt y Puerto Natales. Actualmente los precios que cobran las empresas navieras por ese transporte es altísimo y eso que ya reciben subsidio por parte del Estado. Pero la solución no necesariamente tiene que ser solo de carácter marítimo, que entraña riesgos tanto operativos como medioambientales.

Recordemos que hubo un candidato presidencial que propuso algo que sacó risas en su momento y hoy no suena para nada irrazonable: un tren que conecte a Magallanes con el resto de Chile a través de la Patagonia Argentina. Uno que mueva tanto pasajeros como mercaderías y que podría ser un gran proyecto de carácter binacional, que beneficie a ambos países. Si les parece fantasioso, cabe recordar que el tren es un medio de transporte que une a muchos países, en todos los continentes. Y es justamente una gran vía ferroviaria la que China está construyendo para habilitar su gran proyecto comercial, la nueva Ruta de la Seda que los conectará directamente con Europa. Por supuesto que esto es solo una idea, sin ningún análisis técnico que la respalde. Pero a veces solo hace falta eso, una idea, para que esta termine convirtiéndose en una solución obvia a una problemática. En este caso, una muy concreta y real para Magallanes: nuestro crónico aislamiento y nuestra frágil conectividad.

Rafael Cheuquelaf.

Columna publicada originalmente en Camelot FM.