Gaza: una guerra contra un enemigo invisible | Miguel Lawner | Opinión

Gaza: una guerra contra un enemigo invisible | Miguel Lawner | Opinión

En junio de 1967, Israel enfrentó una guerra contra la coalición de países árabes, formada por Egipto, Siria, Jordania e Irak. Sólo Egipto, acumuló 1.000 carros de combate y unos 100.000 soldados en la frontera con Israel () “Todo Egipto se halla ahora dispuesto a lanzarse a una guerra total que pondrá fin a Israel”, declaraba el comentarista de Saut-al Arab, el 17 de mayo. 

Nuestro objetivo básico será la destrucción de Israel. El pueblo árabe quiere luchar”, dijo el Presidente Nasser el 27 de mayo ()

Sin embargo, en seis días, el ejército israelí infligió una derrota aplastante a una coalición de países que reunían una fuerza inmensamente superior en armamento y número de combatientes.  Sin embargo, ante la presión diplomática irresistible, Israel aceptó un alto al fuego, sugerido por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, con lo cual, se puso fin a la guerra. 

Como consecuencia de la guerra, Israel conquistó los altos de Golán, territorio perteneciente al Líbano y el desierto del Neguev, que le permitió acceder al Mar Rojo. 

Hoy, se cumplen más de 104 días, desde que Israel inició la guerra en la franja de Gaza contra Hamas, organización que debe contar con no más de 20.000 a 30.000 combatientes y que carece de fuerza aérea y marítima. Amnistía Internacional ha documentado el uso de proyectiles de artillería de fósforo blanco por el ejército israelí, en zonas civiles densamente pobladas de Gaza, lo cual constituye un horrible crimen de guerra. 

La zona norte de Gaza ya está completamente en ruinas, ignorándose cuantos cadáveres puedan permanecer sepultados bajo los escombros. Han sido bombardeados sin piedad, escuelas, hospitales, mezquitas, campamentos de refugiados, mercados y plazas, con la excusa que todos ellos son nidos ocultos de Hamás. 

  Sin embargo, el ejército israelí poseedor de un impresionante poder de fuego no puede derrotar a un enemigo invisible, que le ha ocasionado un importante número de bajas, naturalmente no reconocidas por Israel. Según el Ministerio de Salud de ese territorio, solo el sábado pasado, 135 personas perdieron la vida en los ataques israelíes. A estas alturas, son más de 24.000 los gazatíes muertos, en su gran mayoría mujeres y niños y los heridos suman más de 64.000, muchos de ellos mutilados.

Francesca Albanese, relatora especial de la ONU sobre derechos humanos en los territorios ocupados, ha dicho que “nunca pensó que seríamos testigos de una hambruna masiva de estas proporciones en el siglo XXI. Sin embargo, aquí está, en Gaza, después de 100 días de bombardeos, sin permitir la entrada de alimentos, combustible ni agua suficientes”.

Estamos en presencia de un genocidio indiscutible, que sin embargo EEUU y las grandes potencias occidentales ignoran. Las Naciones Unidas son incapaces de acordar sanciones o, al menos, un alto al fuego, gracias al veto que imponen EEUU y Gran Bretaña.

La Unión Europea ha adoptado doce paquetes de sanciones contra Rusia, a raíz de la invasión de Ucrania, en coordinación con sus socios internacionales. El último fue adoptado el 18 de diciembre de 2023, incluyendo restricciones a la exportación de productos de doble uso, tecnologías avanzadas, vehículos, máquinas y bienes de construcción, importación de ciertos bienes que generan ingresos significativos para Rusia, etc. 

Nada semejante ha ocurrido con Israel. Nadie ha roto sus relaciones diplomáticas, ni siquiera los países árabes. Hasta ahora, no ha sufrido sanción alguna, en cambio el apoyo logístico o en armamento es de dimensiones incalculables. Todo esto, contra un enemigo invisible, que sin embargo allí está y no hay evidencias que pueda ser derrotado. 

Mientras tanto, Netanyahu está acosado por sus delitos de fraude y malversación, que la justicia israelí se ha negado a suspender.  El clamor de las familias israelíes que tienen rehenes retenidos por Hamás es incesante y crece cada día. Solo la guerra salva a Netanhayu del juicio al cual será sometido, teniendo presente además, que algún día, tendrá también su propio Núremberg.()

Según Sudáfrica, Israel ha violado sus obligaciones en virtud de la Convención sobre el Genocidio. En el documento de 84 páginas, presentado ante la Corte Internacional de Justicia, Israel es acusado de cometer en Gaza, actos que tienen «carácter genocida porque están destinados a provocar la destrucción de una parte sustancial del grupo nacional, racial y étnico palestino».

Sudáfrica aseguró que los actos genocidas de los que acusa a Israel «no son marginales, y están incorporados en la política estatal» de Tel Aviv, y señaló como prueba el «lenguaje de deshumanización sistemática usado por altos cargos israelíes para calificar a los palestinos de Gaza de animales humanos».

La acusación de Sudáfrica ya cuenta con el apoyo declarado de Colombia, Brasil, Bolivia, Venezuela, Nicaragua, Irak, Malasia, Pakistán, Bangladesh, Turquía, Jordania, Namibia y Maldivas. Un represente de nuestro país está presente en el juicio y el presidente Boric calificó recientemente en redes sociales, la guerra en Gaza, como “Brutalidad inhumana de Netanyahu y su gobierno”, tras conocerse un informe de la ONU según el cual en ese territorio palestino han muerto más menores que en cualquier otra guerra en un año.

Por otra parte, el secretario general de la Liga Árabe, Ahmed Abulgueit, dijo esta semana en declaraciones a la prensa que apoya «totalmente la demanda presentada por Sudáfrica”.

El Estado de Israel, está crecientemente aislado en un conflicto que no tiene evidencias de poder solucionarse por vía militar. Cada día que pasa es mayor el número de víctimas que pesarán para siempre en la conciencia de quienes desataron una guerra tan insensata, en represalia por el atroz ataque perpetrado por Hamas el 9 de octubre del año pasado. Tal como lo escribí hace ya tiempo, resulta monstruoso recurrir en el Siglo XXI, a la bíblica Ley del Talión, que exige pagar ojo por ojo, diente por diente.

Miguel Lawner.

15.01.2024.