Hermosilla era un intermediario. Relacionaba a un Presidente, a miembros del poder judicial y a parlamentarios, un triángulo de poder en el que llegó a ser un destacado operador. Unos audios lo dejaron al descubierto y eso le fue fatal.
El caso en cuestión ha ido evolucionando. Al principio, el foco de atención fue puesto en Hermosilla. No podía ser de otra forma porque alguien que operaba en reserva había quedado completamente a la luz. Pasa de ser el Señor de los Corrillos a una persona saliendo esposada del tribunal.
Cuando tuvo que protegerse, se dio cuenta que su única defensa verdadera consistía en pasar de la extrema reserva a la extrema locuacidad. Como tenía todo registrado en whatsapp, entregó “la ruta de las designaciones” y eso tendrá efectos profundos y en todas direcciones.
Se está poniendo claridad en uno de los aspectos más oscuros de nuestra democracia. Es un sistema que, en lo público y en lo privado, funciona en base a equilibrios y el mismo procedimiento se emplea para las denominaciones de “los de acá y los de allá”. Los efectos no quedan constreñidos a la derecha.
La oposición se ha llevado, hasta ahora, la peor parte porque el momento de gloria de Hermosilla se produjo en la administración Piñera, de la mano de su buen amigo Chadwick. Era quien vinculaba el triángulo del que hablamos.
La corrupción del sistema es producto del paso del tiempo. Lo que empieza como procedimientos reservados, termina por ser procedimientos oscuros. La forma de operar es bien conocida porque nada en política se hace con corrección si la vigilancia y los controles son nulos. Pasa en cualquier actividad.
Para ver como degenera el asunto, basta con hacer el seguimiento del diálogo, hasta ahora privado, entre Vivanco y Hermosilla. Al principio se parte con una cortés invitación al tuteo y termina con ella diciendo que, si se sigue retrasando su nombramiento, eso la perjudicará con las deudas que ha contraído.
Pero no hay que olvidar que todo esto funcionó en base a equilibrios, y del mismo modo que fue nombrada Vivanco fueron nombrados otros, solo que aún no les apuntan los focos de las cámaras. Aún.
Ahora que se tiene más información, empieza la caída de quienes más abiertamente se han beneficiado de las nominaciones y que suman muchas irregularidades cometidas en sus funciones. Ni Hermosilla era único en su género ni los involucrados son de un solo lado.
Hermosilla no creó el sistema, el sistema lo creó a él. No es la única criatura que engendró. Las caídas serán en plural porque esta forma desvirtuada de generar nominaciones requiere de la participación transversal de los involucrados.
No se puede caer en el cinismo de empezar a condenar a implicados del otro lado y defender mediante escusas a quienes nos son más cercanos. La democracia no puede soportar el desprestigio completo de sus instituciones y de sus actores. Hay que elegir entre soportar pérdidas o perder la democracia.
Ya encontramos las fallas del sistema, ahora encontremos las soluciones. Pongamos transparencia y controles, mediante acuerdos transversales y aprobemos reformas a la brevedad. Hay que ir más rápido que el desprestigio.