El sentido profundo de la política: pensar y cambiar el futuro desde el presente | Manuel Luis Rodríguez

En una época de cambios profundos y de crisis de los grandes valores y relatos, la política ha recibido golpes aparentemente mortales debido a esos cambios. La política ya no es la acción organizada de los tiempos pasados, las personas critican la práctica política y ante la personalización de los intereses y los conceptos, el edificio de la política aparece destartalado.
La política es una práctica social, es una acción reflexiva y racional que tiene por objeto ejercer el poder para responder a las necesidades y urgencias de la ciudadanía. El sentido profundo de la política, de las ideas y de la práctica política es el servicio público y el interés general. Los políticos son en primer lugar, ciudadanos dedicados a la actividad política, son servidores públicos para que, en nombre de ciertos valores e ideologías, atiendan las necesidades y aspiraciones de los ciudadanos, anteponiendo el interés general de la nación, por sobre los intereses corporativos y particulares.
La vocación fundamental de la actividad política es la de gobernar, de dirigir, de orientar y de materializar las opciones para ejecutar las ideas y proyectos. En este sentido, la política es poder y futuro.
Los políticos que hablan contra los políticos, solo traicionan su propia práctica y discurso. En el uso corriente de muchos integrantes de la clase política, se manifiesta un constante deseo de denostar la actividad política, lo que constituye una paradoja: políticos hablando en contra de lo que ellos mismos hacen.
Las ideologías no son anteojeras para ocultar la realidad, son simplemente maneras distintas de ver e interpretar la realidad. Cada individuo tiene su propia ideología, y la política se clasifica y ordena según las ideologías de determinados grupos, organizaciones y movimientos.
La política es una práctica social que parece situada en la lógica del largo plazo, pero que también se encuentra en la urgencia del tiempo. Hacer política supone responder coherentemente a la historia y la memoria del pasado, para hacerlo coherente con los nuevos desafíos del presente y apuntar al futuro, tomando en cuenta las nuevas realidades.
El sentido de la política es pensar y construir el futuro, desde la realidad del presente y con un ojo puesto en el tiempo pasado.