¿Qué está haciendo Chile para promocionar y priorizar las iniciativas de turismo sostenible?
Chile se ha convertido en un referente latinoamericano en cuanto a la implementación de políticas y proyectos de turismo sostenible. Con su amplia diversidad geográfica, el país ofrece innumerables atractivos para quienes desean disfrutar de paisajes únicos de forma responsable. Sin embargo, la diferencia radica en los esfuerzos que están haciendo el gobierno y el sector privado en conjunto para promover y priorizar iniciativas que integren la conservación ambiental, el desarrollo económico y el bienestar de las comunidades locales.
Incentivos gubernamentales y certificaciones en turismo sustentable
Uno de los pilares para el impulso del turismo sostenible en Chile es la participación de las instituciones gubernamentales, encabezadas por el Servicio Nacional de Turismo (SERNATUR). Este organismo ha implementado programas y herramientas que buscan reconocer y promover a aquellas empresas turísticas comprometidas con la sostenibilidad. Un ejemplo es el Sello S de Sustentabilidad Turística, una certificación que distingue a los prestadores de servicios que cumplen con rigurosos estándares en materia ambiental, sociocultural y económica dentro del sector turístico.
Las empresas que obtienen esta distinción tienen diversos beneficios, como mayor visibilidad en las plataformas oficiales y la posibilidad de acceder a fondos de financiamiento específicos para proyectos verdes. Además, la articulación con entidades como CORFO (Corporación de Fomento de la Producción) posibilita la entrega de subsidios y créditos blandos que incentivan la adopción de prácticas sostenibles. Esto se traduce en la implementación de tecnologías limpias, eficiencia energética y reducción de la huella de carbono.
Por otra parte, el gobierno chileno ha fortalecido la colaboración con las empresas privadas a través de mesas de trabajo y alianzas estratégicas. Dichas instancias facilitan el intercambio de buenas prácticas y el establecimiento de compromisos concretos que permiten a las comunidades locales beneficiarse del turismo, al tiempo que se preservan sus recursos naturales y se potencia la identidad cultural del país. Así, se avanza en consolidar un modelo de turismo inclusivo, responsable y competitivo.
Protección de áreas naturales y el rol de las comunidades locales
Otro factor clave es la protección de las vastas áreas naturales del país a la par que se desarrollan para ofrecer una mejor experiencia. Esto permite combinar zonas como el Llanquihue y Puerto Varas, con una riqueza natural impresionante, pero sin descuidar factores como el acceso a internet. Así, los visitantes pueden jugar en cualquier dispositivo sin ningún tipo de problema, o utilizar sus laptops personales para tareas laborales como hacen los nómadas digitales.
Dentro del país tenemos más de un centenar de parques y reservas nacionales que, pese a que permiten este crecimiento de las infraestructuras, también resguardan ecosistemas únicos y una variada biodiversidad. A su vez, la Corporación Nacional Forestal (CONAF) tiene un papel importante en administrar y conservar estas zonas, promoviendo actividades turísticas de bajo impacto y ayudando a concienciar sobre la importancia de preservar los recursos naturales.
En paralelo, las comunidades locales ubicadas en torno a estas áreas protegidas están consiguiendo un papel más importante. Colaborando con agencias de viajes, ONGs y entidades estatales, se han impulsado proyectos de turismo comunitario con guías locales, operadores de gastronomía típica y artesanos, creando experiencias auténticas para los visitantes. Así, diversifican la oferta turística local y permiten que los beneficios económicos se queden en la zona y potencien el desarrollo social y cultural de sus habitantes.
Del mismo modo, también el ecoturismo responsable está creciendo, ya que cada vez los turistas tienen un compromiso mayor con la conservación y el respeto por el entorno. En lugar de hacer visitas masivas y de corta duración, se promueve una estancia más larga que favorece la interacción con las comunidades, observar la flora y fauna con tranquilidad y la práctica de actividades al aire libre en consonancia con la protección del medioambiente.

