Migrantes siempre | Manuel Luis Rodríguez U. | Opinión

La cuestión migratoria volvió a ocupar la agenda pública, a propósito del sicario venezolano que se les escapó a los tribunales. La vergüenza de un sistema judicial-carcelario incapaz de adaptarse a la realidad del crimen organizado, el sicariato y el narcotráfico.
Ahora parece que somos no un Estado, sino una agencia de turismo sudamericano, porque le vamos rastreando la ruta del delincuente en fuga, por diversos países de América del sur. En la protegida frontera norte, los militares y policías lo dejaron pasar y se nos escapó. En Perú, descubrieron que el fugitivo utiliza varias identidades según la ocasión.
Y en Chile la prensa abunda sobre los migrantes extranjeros que cometen delitos en las ciudades, los detiene la policía, agreden a los policías, invaden las calles y las veredas con sus toldos azules y sus fritangas, realizan ruidosos funerales con ráfagas de disparos al aire y degradan la vida de la comunidad con el narcotráfico, los parlantes a todo volumen, los secuestros con extorsiones y otras prácticas al margen de la ley.
Pero cierta prensa trata de crear una sensación de miedo, funciona como una máquina de fabricación del miedo, mostrando solo la delincuencia de algunos migrantes, pero silenciando el aporte que significan.
No son así todos los migrantes.
Hay que saber distinguir los buenos de los malos migrantes, aunque las personas no se debieran clasificar.
Los delincuentes extranjeros hay que juzgarlos y expulsarlos.
La gran mayoría de los migrantes sin duda, se están integrando en la comunidad en ciudades y regiones, trabajan en hospitales y centros de salud, convivimos con ellos en los barrios y territorios, integran las escuelas y liceos y están formando una mezcla intercultural que enriquece la cultura y la sociedad chilenas. ¿Han visto a un niño haitiano bailando la cueca en Fiestas Patrias? Eso es cultura latinoamericana.