“Como nos duelen esos suicidios”, por Ramón Arriagada Empresario

“Como nos duelen esos suicidios”, por Ramón Arriagada Empresario

ramonarriagadaUna comunidad pequeña como la nuestra se sobrecoge ante el hecho lamentable que unos de sus integrantes muera producto de un suicidio. La auto-eliminación,  pasa en muchos casos, por un daño violento contra el ancla de nuestra identificación,  como lo es nuestro cuerpo. Adicionemos a lo anterior los sentimientos de culpa en la familia, creyendo que una mayor atención al suicida,  podría haber evitado el desenlace.

Hace ya bastante tiempo que en Magallanes se han estado mostrando cifras que llevan a pensar que es un problema de salud pública que merece atención.  Hay un registro 15.3 suicidios por cada 100  mil habitantes. Muy por sobre la media nacional, agravado al  ser en su mayoría jóvenes los involucrados.

Hace pocos días visitó Magallanes  la experta del Ministerio de Salud, Irma Rojas,  quien enfatizó en la influencia que tiene entre los jóvenes el efecto  imitación, llamado “copycat” causante en muchas oportunidades de lo que ella  denomina “enjambres suicidas”.  Hizo mención la profesional,  en su condición de socióloga y enfermera del comentado libro de Goethe, publicado en 1774, titulado “Las cuitas del joven Werther”,  un James Dean de la época,  que se auto-elimina por un amor no correspondido. El pobre Goethe desconocedor de los mecanismos del suicidio, quiso darle un realismo crudo a la muerte de Werther, agregando muchos detalles, que  resultaron ser copiados rigurosamente por los jóvenes que murieron imitando a su novelesco ídolo.

De ahí que en su exposición Irma Rojas, pidió a los medios de comunicación no informar detallando los hechos y  circunstancias que rodeaban el suicidio.  “Nunca Portada”,  recomendó.  En los jóvenes hay que cuidar en extremo las consecuencias del desafortunado “bulling”.  Se ha tornado tan repetitivo y pernicioso para el medio escolar, que colegios particulares,  lo han considerado como un motivo de expulsión del establecimiento, para aquel alumno que comprobadamente  manifiesta la  conducta desviada.

De cada ciencia surge una teoría respecto del suicidio. La Medicina podrá decir  que 9 de cada 10  suicidas, tienen en sus fichas médicas la preexistencia de una enfermedad mental.  Los sociólogos  argumentamos que el suicidio puede ser egoísta pero a veces también altruista; el primero, es porque se produce un abismo entre lo que la persona  aspira y lo que el medio social le puede entregar. En tanto el altruista es porque la persona como resultado de  presiones del grupo se siente forzado a la autodestrucción;  ejemplo aquellos que mueren por una causa.

Pero lo más sorprendente sobre el suicidio lo leí el domingo  en La Tercera. El economista Sebastián Edwards defendiendo a la Escuela de Economía de Chicago, describe algunas exposiciones de sus profesores, que a través de teorías locas, hacían pensar a sus alumnos. Como Gary Becker, Premio Nobel 1992, quien en clases desarrollaba  una teoría económica sobre el suicidio. “Para él el tema era simple. Uno decidía terminar con su vida si los beneficios esperados de seguir viviendo eran menores que los costos de vivir”.  Ello necesita muchos cálculos sobre todo referidos a la medición de los beneficios. El viejo profesor concluía “Por el lado de los costos, la cosa tampoco es fácil, ya que el suicidio, es un acto irreversible que uno no puede deshacer”. A juicio de Edwards esos profesores instaban a pensar sin prejuicios ni miedos, “a empujar las ideas  hasta que crujieran, hasta que dieran frutos”.