“Un trago amargo: a la salud de los natalinos”, por Ramón Arriagada Empresario

Difícil abstraerse y no opinar sobre lo que está sucediendo con la salud de los natalinos a propósito de la prolongada huelga de los funcionarios del Cesfam. Es mi norma no referirme a cuestiones respecto de las cuales desconozco en detalle la motivación y el quehacer de sus protagonistas. Confieso mi respeto a la actividad en donde sus actores se comprometen a enfrentar el dolor de los demás. Pero en este caso, se están poniendo en juego valores que comprometen la fe pública y la credibilidad de autoridades, que debieran asegurar el funcionamiento normal de tan vital servicio de salud.
Felicito al doctor Armando Alvarez, quien al percibir el daño que está causando la paralización, se refiere a la Salud en Puerto Natales relacionándola con el compromiso de los médicos y personal de salud, respecto de los cuales guardamos un reconocimiento, por su motivación de acompañarnos a sobrellevar la difícil misión de poblar estos territorios. Lugares de Chile de tan difícil radicación, sobre todo en estos tiempos, donde el quehacer profesional está ligado al éxito económico y no a la entrega personal.
El traumatólogo Alvarez en «El Magallanes», se refiere a los ejemplos de vida de facultativos, que no llegaron a Puerto Natales, para permanecer durante su estadía con las maletas detrás de la puerta. Lo bueno, es que en los últimos años la lista de esos profesionales, decididos a quedarse, ha ido en aumento. Y si miramos a nuestros futuros médicos, que se están formando en la Universidad de Magallanes, nos imaginamos, con un compromiso profundo con la Patagonia, el panorama se vislumbra optimista, como lo quiere el doctor Alvarez.
Desgraciadamente las políticas tanto de educación como salud en Puerto Natales, han sido manejadas desde una Corporación Municipal, que hace ya tiempo viene dando claros indicios de ingobernabilidad. Utilizada en momentos de platas fáciles, para servir como una dadivosa agencia de empleos, hoy debe asumir la penosa realidad de aferrarse, sobre la débil estructura de un déficit económico no cuatificado.
Tanto el Alcalde Paredes y el Secretario Velásquez vieron venir el salvamento providencial con la llegada de la desmunicipalización, pero esta posibilidad se alejó ante la presencia de un erario nacional disminuído. En todo este escenario dramático de desfinanciamiento, hay responsabilidades, no sólo de quienes como autoridades de la Cormunat, llevaron los estados de cuentas a los límites de la insolvencia, inadmisibles. Se trata de bienes públicos, entregados a ellos, para su administración, se entiende ajenos a cualquier insolvencia.
Llamo la atención al papel jugado, en todo este proceso, por el Concejo Municipal en la vigilancia de los actos alcaldicios y del Secretario Velásquez de la Cormunap. Simplemente no hubo una debida diligencia. Situación ya demasiado común en Chile, donde personeros de un directorio, publicitan su disconformidad, después, ya consumados los resultados de excesos en las decisiones de la autoridad responsable. Son gobiernos corporativos que no funcionaron y facilitaron prácticas poco claras, que hoy lamentamos en Puerto Natales, pues afecta la salud de los más pobres.