“Elite”, «No es solo un papel higiénico», por Ramón Arriagada Empresario

“Elite”, «No es solo un papel higiénico», por Ramón Arriagada Empresario

ramonarriagadaComo que en todo el mundo se ha estado dando un fenómeno inusitado. La elite desde el poder en su afán de acumular influencias económicas y políticas, se olvidó de los pedestales morales para sostenerse. La elite está para la risa y los escándalos económicos  son motivo de sorna pública. Los pies de barro se debilitan  Un analista político ha llegado a hablar – para diferenciar dentro del grupo de empresarios – de la existencia en Chile de una “lumpenburguesía”, sub-cultura empresarial, no menor, que el chileno común asocia con la delincuencia.  Eliodoro Matte, es tal vez el ejemplo de la elite que mejor representa dicha involución, pues de llegar a ser un ejemplo de moralidad empresarial,  portador de la antorcha de la fronda aristocrática, se dejó llevar por los influjos perniciosos  y tentadores de la colusión.

La máxima dice que una persona es honrada, hasta mientras no lo pillen. Se han encendido las alarmas de sunami en el tejido social de Chile. Muchos  temen por  la aparición de una tendencia generalizada a perderle el respeto a las instituciones que sostienen la convivencia nacional. Incluso algunos creen que hay una campaña de desprestigio hacia una actividad tan noble como lo es la política.

Pero desde el poder judicial todos los días aparecen acusaciones de delitos que socaban el prestigio  decimonónico de la elite. El poder judicial, el mismo criticado por la puerta giratoria a los “ladrones de cordeles”, hoy sin miedo, es capaz de citar a gestores empingorotados a audiencias públicas para confesar de como quisieron perjudicar al resto de los chilenos.

En países como España ya es común hablar de la “Cleptocracia”. Todo ello, a propósito que  algunos miembros de la monarquía se han visto coludidos para delinquir, robándole al Estado. El político español, Julio Anguita, al hablar de la cleptocracia, la define como el gobierno de los ladrones: ha dicho recientemente, “Robar lo público es peor que robar lo privado, porque lo público es de todos”.  Anguita señala  que una casta en España institucionalizó el robo organizado al Estado, “son los mismos que hoy piden clemencia para la pobre infanta”.

Alberto Mayol, escribió hace algunos días, un elaborado análisis caracterizando el momento que vive el país, concluye su comentario con  una acertada sentencia, “ Ya no hay miedo. Ya no hay  el hermoso  eufemismo chileno del “respeto”. Desde la élite pueden controlar, más o menos, el camino de las causas en los tribunales. Las leyes que la misma élite arregló les favorecen. Pero el juicio de la calle es definitivo: no hay amor, no hay temor. Hoy hay risa. Algo es algo para la elite, no es tan mala la noticia, imaginen si fuera odio”.

Es posible que en el futuro el humor se siga  burlando del poder.  Los poderosos fueron quienes dieron tema para los libretistas. Los arlequines modernos, comprendieron que los tiempos, no están para reírse de los más débiles e infradotados.  Entendieron su papel.  Hay una tarea. No se puede desperdiciar un escenario sólo para hacer chistes de debilidades y falencias humanas que no tienen remedio.  Hay que apuntar al subconsciente  de la gran masa de chilenos- allí está el enojo acumulado – frente a tantas violaciones colectivas en el  mercado.