“Muerte de niños y jóvenes del SENAME, vergüenza nacional”, por Eugenia Mancilla ex intendenta Regional

Esta semana el Servicio Nacional de Menores entregó a la comisión investigadora de la Cámara de Diputados un anexo reservado, donde se detalla la cifra definitiva de 865 niños fallecidos en ese organismo entre los años 2005 y 2016. Una triste cifra de niños, niñas y jóvenes muertos durante los últimos once años, mientras estaban bajo la responsabilidad de este servicio del Estado. El informe señala que 210 niños, niñas y adolescentes murieron en el sistema residencial de protección del Sename, 406 fallecieron en organismos colaboradores (privados) dependientes del organismo, 33 cumpliendo condena en recintos de menores infractores de ley y 216 fallecidos bajo la tutela de programas ambulatorios. Se trata de una noticia devastadora, dolorosa e inaceptable que debe avergonzarnos como sociedad y preguntarnos por qué hemos permitido esta vulneración de derechos hacia los más desprotegidos, los mas indefensos. La nueva directora del Sename al exponer su informe reconoció su dolor frente a esta realidad y por haberse demorado dos meses en obtener esta macabra cifra, lo cual indica el lamentable estado de esta institución. Al escuchar esta noticia se vino a mi mente el estudio realizado a estos centros por parte del Poder Judicial del año 2013, que indicaba entre sus conclusiones: niños con problemas de salud crónicos que no reciben atención, fuerte retraso en el nivel escolar, abusos físicos y sicológicos, extensas internaciones que duran hasta cinco años y en las cuales muchos menores no mantienen contacto afectivo con ningún adulto que puedan sentir como “familia”, entre otros horrores. Esto sumado a otros antecedentes obtenidos en décadas de trabajo por equipos multidisciplinarios, revelan el completo abandono de miles de niños a manos del Estado. Entonces, sólo nos queda reflexionar: si sabemos desde muchos años que los niños y niñas son vulnerados en sus derechos dentro de los hogares, ¿por qué la sorpresa e indignación de todos al conocer estas cifras?. Solo cabe una explicación: detrás de estas cifras hay seres humanos, niños, niñas y jóvenes que han estado ausentes de los gobiernos, de la política y la agenda pública, pero también de nuestras vidas. Sus existencias y dolor están sumergidos bajo un manto de olvido social y político. Por ello, la discusión no se reduce a pedir explicaciones del porque murieron y por qué estos niños no están en ninguna estadística. La solución no pasa únicamente por identificar a los responsables, cambiar a directores o Ministros. Se trata de un desafío mayor. Cambiar y revolucionar la forma en que el Estado entiende la protección de la infancia y juventud. El día en que sus derechos sean respetados y tengamos una institucionalidad a la altura de sus necesidades y no solo una pantomima, estas cifras formaran parte del pasado.