Turismo de Tercera Edad y la Máquina del Tiempo – Francisco Cárdenas Marusic

Me encontraba a bordo del ferry que une Punta Arenas con Porvenir, es decir Tres Puentes con bahía Chilota en la gran Tierra del Fuego. Iba yo conduciendo a mi primer grupo, de un total de tres, de adultos mayores y personas mayores con capacidad reducida, programa de Vacaciones de Tercera Edad de Sernatur y cuya logística estaba a cargo de una prestigiosa agencia de turismo local.
Era un programa de tres días, cuya atractivo principal era visitar el segundo día la Reserva Natural Pingüino Rey ubicada a más o menos 120 kilómetros al sur-este de Porvenir en el fondo de la gran bahía Inútil. El primer día consistía solo en el viaje y llegada al hotel en Porvenir con tarde libre en tanto el último día estaba destinado a volver a Punta Arenas, esta vez vía bahía Azul /primera Angostura.
No obstante los años de experiencia como guía de la Patagonia chilena, era primera vez que guiaría tres grupos de la tercera edad o adultos mayores. Ojalá que se interesen en mis explicaciones y en todas las cosas que tengo para mostrarles y contarles, pensaba en silencio, pues todos eran magallánicos y sabían muchísimo del territorio. Mientras navegábamos, observaba sus rostros mayores, arcanos, sin imaginar nunca el “portal” que entre nosotros se abría a medida que se rompía el hielo natural entre seres humanos que recién se están conociendo. Resultaron ser mis huéspedes unas mentes y corazones abiertos al conocimiento, dispuestos a escuchar con alegría y atención todo lo que mi experiencia les transmitía. No podría explicar bien que conjunción de elementos se confabularon para hacer que todo fuera mágico, tal vez la sensación de inmensidad de la estepa fueguina, o la luz infinita de los meses de noviembre y diciembre en esas latitudes o la sabiduría de los años de mis viajeros.
En la medida que transcurrían las horas y visitábamos diferentes lugares comenzamos a viajar con nuestra imaginación. Nos remontamos a millones de años cuando la Tierra recién estaba produciendo oxígeno, los bosques no existían y las bacterias eran las primeras formas de vida y cuya evidencia se observa en el parque de “estromatolitos” a pocos kilómetros de Porvenir, cerquita del aeropuerto. En el “alero” Marazzi a escasos dos kilómetros de la Reserva Pingüino Rey observamos a los mágicos Selknam en tiempos pretéritos y antes de su forzada desaparición, fabricando sus puntas de flechas y cosiendo sus capas de guanacos. Fuimos buscadores de oro en el cordón Baquedano y moradores efímeros en las casas pioneras de Porvenir, amantes sigilosos en el Pozo del Amor, hoy en el olvido y testigos silentes de los tremendos procesos telúricos que dieron forma a la gran isla. De pronto la geología, la geografía, la flora, la fauna, la historia cedieron paso a las vivencias personales. Personajes inefables comienzan a relatar sus experiencias de vida; el señor que fue ex alumno de la escuela Agropecuaria Las Mercedes, el señor que fue poblador de Manantiales en la época del petróleo o la señora que narraba que desde muy jovencita trabajó en la estancia Josefina; solía volar desde Punta Arenas a Porvenir en la aerolínea local TAMA del señor Luciano Julio para luego detenerse en el emporio (boliche de la esquina de aquellos tiempos) de la Sucesión Vukasovic donde le preparaban todo el pedido de víveres, y vituallas que requerían en la estancia. Mientras ello acontecía, ella y el resto de los trabajadores almorzaban en el club Yugoeslavo (Croata más tarde) para después de almuerzo recoger el pedido que ya estaba listo y dirigirse a la estancia en un camión antiquísimo.
Con cariño y alegría los viajeros relataban parte de sus vivencias, como el señor domador de caballos y gran conocedor de la estepa magallánica. Otros en tanto evocaban Punta Arenas y sus calles, sus casas, sus tiendas. A nuestra memoria acudían imágenes del supermercado Listo, el supermercado Livacic, tienda Blanco y Negro, el Portal, ferretería Barassi en Bories casi esquina Colón, Dimetral, cigarrería Prieto, el Rapa Nui, el cine y teatro Politeama, entre muchísimos otros. Personajes maravillosos típicos como Panduro, Rulito, la Paralabaila, el Arquitecto y tantos otros. ¿Alguien recuerda la fuente de soda The Diamond?
Finalmente, el tour de la tercera edad o adultos mayores se transformó en una máquina del tiempo en la que viajamos de manera espontánea al pasado de nuestra amada Patagonia a nuestra infancia, a nuestra juventud, a otros tiempos. ¿qué es la tercera edad? Ni siquiera atino a una respuesta pues los “viejos” con los que viajé me dieron una lección de vida espectacular, siempre los palpé vigentes, llenos de experiencias maravillosas a pesar de lo duro que pudo haber sido la vida, con ganas de continuar. Fuimos un grupo de alquimistas capaces de transmutar las arrugas de los años en vivencias y recuerdos aún frescos y maravillosos de juventud.
La máquina del tiempo funcionó bien, ahora, al presente una vez más!
Francisco Cárdenas Marusic
Guía Naturalista – Patagonia Chilena