El conflicto de la luga en Magallanes y la violencia | María Eugenia Pérez R.

El conflicto de la luga en Magallanes y la violencia | María Eugenia Pérez R.

Desde hace dos semanas, un grupo de pescadores artesanales de Punta Arenas y de Puerto Natales, han iniciado manifestaciones y actos públicos de protesta, exigiendo porque los empresarios del rubro les pagan un precio por el kilo de luga, que responde a los precios de mercado, pero que ellos reclaman como insuficiente.

El valor de esta alga ha disminuido en todo el mundo, especialmente en China e India, que son los principales productores, y entonces después de la pandemia, el valor básico por kilo de la luga roja (que se produce en Magallanes) ha caido desde $ 1.600 hasta $ 600 el kilo. El perjuicio es para empresarios y pescadores artesanales.

Después que esos manifestantes intentaron interrumpir el tráfico vehicular en Punta Arenas y en Natales, con barricadas de neumáticos incendiados con bencina, los puntarenenses y los natalinos descubrimos que algunos integrantes del único sindicato en paro, han protagonizado amenazas de muerte por redes sociales y estarían utilizando algunas prácticas mafiosas y agresivas para impedir que los demás pescadores artesanales puedan desembarcar la luga que recolectaron en los canales australes.

La pregunta que tenemos derecho a hacernos es ¿cada vez que tenemos una demanda contra los empresarios o contra el gobierno, es lícito encender barricadas en las calles y rutas y amenazar violentamente a periodistas, empresarios y trabajadores?

En Puerto Natales, igual que en Punta Arenas, nos conocemos todos y no cuesta mucho descubrir quiénes están detrás de estas protestas violentas.

Pensemos en esas mujeres de los pescadores artesanales, dueñas de casa esforzadas que día a día acompañan a sus esposos, hermanos y familiares para asegurar el sustento y darles un mejor bienestar.

Las autoridades regionales han ofrecido diálogo y han propuesto diferentes respuestas con distintos servicios públicos, en una mesa de trabajo para encontrar soluciones, pero el uso de la violencia es contrario al diálogo y solo perjudica a los cientos de pescadores artesanales y sus familias, que se esfuerzan por trabajar y producir.

Es el dilema entre la calle y la vereda. O tratas de resolver los problemas desde la calle o tratas de resolverlos desde la vereda del diálogo.

María Eugenia Pérez R.

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