Forestal Russfin: ¿en qué consiste el cierre «ordenado y responsable»? | Nicolo Gligo Viel | Opinión

Forestal Russfin: ¿en qué consiste el cierre «ordenado y responsable»? | Nicolo Gligo Viel | Opinión

Nicolo Gligo Viel

Hace unas semanas atrás Forestal Russfin anunció el cierre de su explotación de bosques y su industria la que permaneció activa por 34 años en Tierra del Fuego. Varias son las causas que se aduce en este cierre, pero no cabe duda que hubo un factor importante: las dificultades para obtener la materia prima, ya que Forestal Russfin necesitaba producir 15.000 m3 de madera seca al año. Esta madera provenía según el plan original, del 60% propio extraído de su predio de 18.000 ha. y de un 40% ajeno comprado a madereros. Aproximadamente el 60 a 65% de sus 18.000 ha. eran  maderables, por lo que se calcula que se le estaban agotando los bosques, y el 35-40% era cada vez más difícil obtenerlo. A este problema se deben sumar otras causas coyunturales señaladas por la empresa.

Pero todo esto es historia. Es necesario mirar hacia adelante pues un “cierre ordenado y responsables”, como dice la empresa, se debe traducir en analizar cómo se van a cumplir con los compromisos futuros de los terrenos de propiedad de Forestal Russfin. Por ello sería indispensable que CONAF (hoy Servicio Nacional Forestal) haga públicos, como señala la nueva ley de bosques, los planes de manejo aprobados y las fiscalizaciones realizadas.

Es indiscutible que las explotaciones de bosques de lenga son difíciles y tienen serios riesgos al aplicarlas en Tierra del Fuego, en especial por pérdidas derivadas de los afectos de los vientos (pueden ser muy altos) como por el ramoneo del guanaco en las plantas que brotan en la regeneración. Es por ello que se hace indispensable que CONAF, además de mostrar planes y fiscalizaciones, analice, (y haga públicos), si se cumplieron los compromisos de manejo del bosque, tanto en el dosel de protección como del área cosechada.  Estos antecedentes que debe mostrar CONAF son fundamentales para ver si los planes de áreas bajo el sistema de “corta de protección” se cumplieron o excedieron los volúmenes aprobados. Si hubo exceso y daños derivados por inadecuado manejo, CONAF debiera calcular el daño ambiental y económico e incorporarlos al cierre. Ese factor debiera analizarse muy profundamente, pues una investigación reciente de investigadores de Valdivia para ver la capacidad de captura de carbono de los bosques de Tierra del Fuego, llegó a la conclusión que más del 40% dela pérdida del bosque se debía a las operaciones de Forestal Russfin.

Pero además de lo que sucedió con los bosques de los terrenos de la empresa, CONAF deberá establecer las responsabilidades de Forestal Russfin hacia el futuro. Por ello se requiere hacer una estimación de los costos de restauración y recuperación en los próximos 25 años, lapso mínimo para asegurar una adecuada restauración.  Es condición básica establecer una fórmula para asegurar el compromiso de pago de este costo futuro por parte de la empresa. Ya hay un nefasto antecedentes con el proyecto de astillas de la firma Magallánica de Bosques, al no haberle exigido el costo de restauración y dejar las áreas sin el manejo obligatorio.

Son varias las fórmulas para asegurar que estos compromisos ambientales y económicos se cumplan. Una de ellas podría ser que el Estado llegara a un acuerdo con la empresa basado en la entrega al Estado del predio para crear un área protegida. Sin embargo, ante de ello, es requisito que la CONAF presente todos los antecedentes antes señalados. De esta forma se estaría logrando el anunciado “cierre ordenado y responsable”.