“se acabaron los ñoquies y los días peronistas”, por Ramón Arriagada Empresario
Me considero uno de los “espías radiales” que desde Puerto Natales escuchan las emisiones de la Radio Nacional de Rio Turbio. Sobre todo en las mañanas, a la hora del desayuno, cuando las radios nuestras entregan sus espacios a predicadores y santones que en nombre de vírgenes insospechadas, anuncian curaciones para todos los males de la vida moderna; desde el patanegrismo (adulterio), hasta los síntomas afectivos paranoides de quienes se quejan por males de ojo y fotos alfileradas.
En AM, tiene la emisora rioturbiense una potencia extraordinaria y es una buena compañía en los largos viajes en la Patagonia, de manera especial en las zonas de silencio, donde nuestras esmirriadas emisoras se acallan. En el dial está en el 620 y ya la conocemos por ser la LRA 18 desde su creación en diciembre de 1970. En tiempos de finales de la dictadura nuestra, nos era imprescindible, pues en sus espacios de la tarde nos permitía escuchar las canciones libertarias, producto de nuestros creadores en el exilio. A ellos ya se les había caído el dictador Videla, derrotado por las torpezas en la ocupación del invasor inglés de las Malvinas.
Sana envidia de la preocupación argentina por tener una red de radios nacionales, sustentadas por el Estado, dedicadas a generar una conciencia de Nación. Claro, que en estos día de grandes decisiones políticas en el vecino país, escuchamos a seguidores de la radioemisora, lanzar duras acusaciones contra de la futura administración del presidente Macri. En momentos de definiciones como las que viven ellos se hicieron evidentes sus loas al “Kitchnerismo”. Es el riesgo a correr por establecer órganos de difusión estatal, pues el de turno es quien habla. Inevitable en un país como Argentina en que los medios de comunicación son controlados en forma apabullante por sectores identificados con lo más conservador de la sociedad.
¡ A partir del 12 de diciembre en Argentina se acabarán los ñoquies!, escucho a uno de los nuevos integrantes del gabinete de Macri. Cualquier auditor desapercibido, reflexionaría “pero si son tan ricos, sobre todo con salsa boloñesa, a quién le hacen daño”. El odio en contra de los “ñoquies”, proviene de los partidarios de la nueva administración, pues acusan al kirchnerismo de haber prohijado dicha institución en la administración estatal. Son funcionarios que aparecen los fines de mes sólo a cobrar el sueldo, sin haber trabajado un día en la repartición. Su similitud con los verdaderos “ñoquies”, es que estos aparecen con estricta ritualidad en las mesas argentinas, sin exclusión de clases sociales, los días 29 de cada mes.
Es preocupante el clima político argentino. Es cierto, la diferencia que separa a ambos sectores, fue de pocos puntos porcentuales. Pero a raíz de un torpe anuncio de la nueva administración – estando en campaña- respecto a la intervención por el Estado en el precio del dólar, se ha generado un espiral especulativo que no ha dejado indiferentes. Al pobre, porque no quiere ser más pobre, y al rico porque quiere ser más rico. Hay desabastecimiento porque los industriales toman sus resguardos y los consumidores los suyos. “La bendición de vivir en Santa Cruz es que los tenemos a ustedes cerca” me confidencia un amigo rioturbiense de años. Esa cercanía me alegra y complace.
Claro que me entristece, no escuchar, después de este 12 de diciembre, la voz familiar del locutor del horario matinal, saludando a sus auditores de Puerto Natales, proclamando que pese a estar tapados en nieve “ ¡ Hoy, en la Cuenca hay un día peronista ¡”.

