La batalla invisible de las redes sociales | Manuel Luis Rodríguez | Opinión
En esta campaña presidencial y parlamentaria en Chile, la batalla principal pasa por la redes sociales, ese espacio casi invisible donde plataformas como Tik Tok, Instagram, Telegram, Facebook y Twitter presentan una confrontación generalizada de ideas, propuestas y opiniones.
Ya desde la pandemia de 2021 y la necesidad de encierro, orientó las comunicaciones hacia plataformas virtuales que eviten el contacto físico personal, y como consecuencia, la disputa política electoral y la propia comunicación pública, ha comenzado a desplazarse desde los espacios territoriales, próximos a la tradicional forma de hacer política, hacia los nuevos espacios virtuales donde jóvenes y adultos, mujeres y disidencias, pueden actuar y manifestarse más libremente y se expresan con mayor soltura.
En otras experiencias electorales como el Brexit en Inglaterra, las manifestaciones de los Chalecos Amarillos en Francia y las recientes revueltas de la Generación Z -los jóvenes entre 15 y 25 años de edad- que han sucedido en países asiáticos y en América Latina, como Perú y Ecuador, demuestran que los nuevos lugares donde se produce la política, los sentidos, los significados y los contenidos, son las redes sociales. Ya algunas experiencias de multitudes virtuales se vivieron en Canadá y en Hong Kong y en las revueltas de la primavera árabe entre 2010 y 2012.
Una persona con un teléfono celular puede producir oleadas de mensajes en pocos minutos y movilizar a varios miles de personas en pocas horas. La joven activista ambiental Greta Thumberg en 2018 comenzó a sentarse sola frente al Parlamento sueco en manifestación de protesta y con su celular movió a varios cientos de miles de estudiantes, hasta que lograron un cambio en las leyes ambientales de su país.
Un ciudadano que tiene 50 mil seguidores en redes sociales, por ejemplo, sabe ahora que su mensaje puede multiplicarse en segundos a 200 o 300 mil personas ubicadas en distintas regiones, ciudades e incluso países. Un mensaje preciso en redes sociales no tiene límites, no tiene frontera, tiene un efecto persistente, permanece por días o semanas o meses y sigue aumentando su audiencia.
Las redes sociales han cambiado la fisonomía y el modo de hacer política y han introducido un factor de ciudadanía horizontal participando activamente en el debate público y en la toma de decisiones.

