No lo había pensado | Manuel Luis Rodríguez U. | Opinión

No lo había pensado | Manuel Luis Rodríguez U. | Opinión

Pensar el futuro es una aventura ardua y poco fácil de emprender. Acostumbrados como estamos con la inmediatez, la coyuntura, el corto plazo o la actualidad, nos perdemos la oportunidad de aventurarnos por los caminos de la innovación, la imaginación y buscar en el futuro, en los futuros posibles, las respuestas de nuestras incertidumbres.

No existe un futuro, siempre existen varios futuros posibles.

La Prospectiva, esa disciplina que permite explorar los futuros posibles, mediante las herramientas de las Ciencias , es un amplio campo de conocimientos, en el que América Latina tiene todavía un largo camino a recorrer, frente a los formidables cambios tecnológicos, climáticos, sociales, geopolíticos y económicos que tienen lugar actualmente. El conocimiento prospectivo es todavía en Chile y en la región latinoamericana, fragmentario e insuficiente, a pesar de los esfuerzos y contribuciones de instituciones como CEPAL y Naciones Unidas.

La mayoría de nuestros conciudadanos -cuando se les presenta la lógica prospectiva- responden que «no lo había pensando», porque vemos el futuro apenas como una nebulosa, como un terreno pantanoso, como un océano desconocido en el no sabemos movernos, porque las brújulas conocidas no nos sirven para navegar.

El desafío mayor que nos propone la Prospectiva, es pensar el futuro desde el futuro, para llegar de vuelta al presente. A contrapelo de nuestra habitual costumbre de pensar el tiempo según la lógica «pasado-presente-futuro», como una continuidad inevitable, la disciplina Prospectiva nos hace pensar «desde el futuro para llegar al presente».

Cuatro crisis enfrentan nuestras sociedades: la crisis climática que desordena todos los parámetros de la biodiversidad, del modo de vida social y económico y de la relación campo-ciudad y que altera las corrientes de movilidad humana; la crisis geopolítica mundial, ocasionada por la agudización de la rivalidad hegemónica entre las grandes potencias, en medio de la transición entre un mundo unipolar hacia un orden multipolar, y la crisis del Estado y las instituciones políticas, con el deterioro de las democracias, la desafección ciudadana, la deriva hacia regímenes autoritarios, el incremento de la corrupción y del poder de las oligarquías en el sistema económico y político, el aumento de la delincuencia, el narcotráfico y el crimen organizado, la privatización de la seguridad y el aumento de la capacidad del Estado para controlar y vigilar a la población; y la crisis digital o virtual, con la emergencia de la inteligencia artificial, la automatización de los trabajos y las funciones, la disolución de la privacidad, la tecnologización de empresas y servicios y la masificación del uso de las tecnologías de la información y las comunicaciones hasta la vida cotidiana.

Con la Prospectiva como herramienta, podemos preguntarnos en qué sociedad queremos vivir en los próximos 10 ó 20 años futuros, y que cursos de acción debemos adoptar para llegar a ese horizonte futuro.

Manuel Luis Rodríguez U.

Magallanes, Chile, octubre 12 de 2025.