EDITORIAL | Narcotráfico y crimen organizado, una preocupación nacional

El narcotráfico en Chile ha sido un tema de creciente preocupación.
El narcotráfico comenzó en Chile en la segunda mitad del siglo XX, en forma incipiente en ciertos segmentos sociales adinerados.
Tradicionalmente, Chile se ha considerado un país de tránsito de drogas, proveniente de los tres países productores en América Latina, Bolivia, Perú y Colombia, pero su rol se está volviendo más complejo a medida que los carteles, que operan como empresas capitalistas, están penetrando en nuestro país. La violencia relacionada con el narcotráfico ha aumentado, y las autoridades han observado un cambio en la naturaleza de las armas decomisadas, pasando desde armas improvisadas a armas de fuego más sofisticadas, muy frecuentemente adquiridas en el mercado ilegal o importadas de contrabando.
Además, en Chile se ha reportado un incremento significativo en la violencia y el poder de fuego de las organizaciones criminales, así como el surgimiento de laboratorios de producción de drogas en el país, al mismo tiempo que algunos puertos del país están siendo utilizados como puntos de paso de las drogas en dirección de los puertos de Europa.
El Observatorio del Narcotráfico de la Fiscalía Nacional de Chile ha señalado el avance de carteles internacionales de droga en el país y un aumento en el consumo de marihuana “creepy”, asociado a sus operaciones. Estos fenómenos han generado alarma en la población y han puesto el tema del narcotráfico en la agenda noticiosa y política del país. A esta sensación de alarma se agrega el rol de cierta prensa y medios de comunicación, que completan su agenda noticiosa con crónica policial todos los días del año, acentuando el clima de inseguridad.
El ingreso de los carteles a Chile y los crecientes episodios de violencia criminal, de combate entre grupos narco disputándose el control de los territorios en barrios y poblaciones urbanas, ha incrementado la sensación de inseguridad en la ciudadanía, mientras el Gobierno y las policías despliegan acciones públicas para desbaratar las redes de narcotráfico. Cabe subrayar que en materia de consumo de drogas, los carteles narco operan sobre un mercado cautivo, ya que el consumo continuo de las sustancias ilícitas produce adicción, lo que asegura a los carteles una demanda segura y creciente de sus productos.
El crimen organizado en Chile ha evolucionado significativamente, y las autoridades están enfrentando desafíos crecientes debido a la presencia de organizaciones criminales internacionales.
Las bandas y organizaciones criminales han diversificado sus actividades, extendiendo su catálogo de delitos más allá del tráfico de drogas. La expansión del crimen organizado y del narcotráfico es un desafío reciente para el Estado de Chile y que requiere un enfoque proactivo, multisectorial y con cooperación internacional, ya que se trata de fenómenos transnacionales y transfronterizos que nos afectan.