Crisis financiera en las universidades públicas de Chile

Diversos planteles de educación superior estatal han debido desvincular a personal como parte de los ajustes presupuestarios en medio de las crisis financiara que los afecta.
Recientemente la Universidad de Antofagasta puso fin a la planta académica no regular. El rector Marcos Cikutovic manifestó que se trata de “una de las decisiones más difíciles de tomar, no obstante necesaria, ha sido la de poner término a la planta académica no regular”.
Una de las causas de las determinaciones adoptadas tiene relación con la brecha entre ingresos y costos del proceso formativo, esto dado que se registran pasivos por unos 28 mil millones de pesos. A esto se agrega la gratuidad de la educación superior. En numerosos de dichos planteles la planta directiva es excesivamente abultada por una acumulación de cargos y funciones a lo largo de los años, directivos en exceso cuyas remuneraciones no se relacionan con su verdadero trabajo y desempeño.
Los estudiantes de esta universidad en Antofagasta comenzaron una toma este lunes, tras los despidos de 223 docentes.
A este caso se suma el de la Universidad de La Frontera, que vive un paro tras masivas desvinculaciones producto de una merma en sus ingresos de 38 mil millones.
El lunes los profesores marcharon por el centro de Temuco, dado que serían 298 los despidos. Además, un grupo de decanos solicitó la salida del rector y su equipo.
En algunas universidades públicas afectadas por la actual crisis, sus equipos directivos decidieron trabajar con las asociaciones gremiales, en forma participativa., En otros casos, como lo veremos, sus equipos directivos decidieron actuar sin consultar con loos trabajadores afectados.
Por otro lado, la Universidad de Magallanes concretó 36 despidos de funcionarios apuntando a un “escenario financiero adverso”.
Este escenario no ha afectado solo a instituciones estatales. La Universidad Austral, perteneciente a la red G9 de universidades públicas no estatales, ha tenido protestas por sus pérdidas. Se estima que a fin de año podría haber 300 desvinculaciones. El modelo de capitalismo universitario está haciendo crisis en Chile.
Asimismo, la universidad privada Alberto Hurtado despidió a 55 funcionarios en julio. El rector Cristián del Campo ha expresado que “hoy el sistema de educación superior enfrenta desafíos complejos en su modo de financiamiento, sobre todo en aquellas instituciones como la nuestra, que se ha comprometido con una formación de excelencia para estudiantes que, en su mayoría, estudian con gratuidad y son primera generación en sus familias en acceder a la educación superior”.
CRISIS SISTÉMICA.
El sistema de educación superior implementado en Chile desde la década de los ‘80 presenta múltiples debilidades surgidas a partir de la desvinculación del Estado de su responsabilidad fundamental ejercida desde el siglo XIX. El aumento exponencial de los alumnos, el encarecimiento de los aranceles, la existencia de instituciones de distinta índole, la sobresaturación de algunas carreras, el lucro y las desregulaciones propias del sistema, despiertan demandas por cambios necesarios, donde al menos se asegure educación de calidad.
Año a año las universidades y algunos institutos profesionales realizan despliegues publicitarios y comunicacionales, como si la competencia entre estas entidades estuviera dada por estándares de marketing y no por la excelencia de sus programas académicos.
En este proceso de reforma, la educación comenzó a ser vista como un negocio, donde se lucra sin mayores criterios con los sueños y expectativas de millones de jóvenes, para quienes la posibilidad de un título universitario ofrece importantes oportunidades de movilidad social, entre otros tantas “externalidades positivas” que obtienen los estudiantes y el país.
En el proceso de selección a las universidades chilenas en 2009, de los más de 49 mil alumnos matriculados en primer año en las instituciones del Consejo de Rectores (CRUCH), el 35 por ciento provenía de colegios municipales, el 48 por ciento de subvencionados y el 16 por ciento de pagados. En el caso de las universidades estatales, este año los mechones fueron 27 mil. De ellos, 10 mil provenían de liceos y 14 mil de colegios subvencionados.
Lejos de las oportunidades que encuentran los estudiantes con la obtención de sus títulos, la influencia del mercado lleva a las universidades a una búsqueda incansable de recursos, a través del pago de aranceles y de nuevas formas de financiamiento como las donaciones, consultorías y programas de educación continua. En el caso de las instituciones de carácter estatal, esta realidad dificulta la sobrevivencia de un proyecto país y su aporte al desarrollo nacional, limitando la generación de una conciencia crítica al interior de la sociedad y de espacios de diversidad.